¿Qué sería del mundo sin vacunas? | El Nuevo Siglo
Jueves, 30 de Diciembre de 2021

Los científicos, esos seres anónimos…

* El cambio en la trayectoria del coronavirus

 

 

Desde hace dos años, cuando de repente apareció el coronavirus en China, el mundo fue puesto a prueba. A partir de entonces, cualquier actividad humana, en tantas de sus manifestaciones, está indefectiblemente atada a estas circunstancias patógenas.

En efecto, las alusiones a la peste, que estaban casi archivadas en los libros sobre la Antigüedad o la Edad Media, o hacían parte de pasajes bíblicos marginales, cobraron de improviso una vigencia inusitada. Se supo, asimismo, que las cuarentenas eran viejos procedimientos del imperio romano para evitar los contagios de tantas enfermedades inciertas, confinando a los habitantes, al igual que se volvieron instrumentos comunes en los tiempos contemporáneos. De hecho, también aparecieron santos católicos en buena medida desconocidos que, con su misticismo, habían logrado derrotar la hecatombe epidemiológica en el turno correspondiente.

Inclusive, de otro lado, llegó a saberse de una pandemia mucho más reciente, mal denominada “gripe española”, de la que muy pocos tenían pleno conocimiento y que se desarrolló globalmente en las postrimerías de la Primera Guerra Mundial, con resultados igual de letales a la catástrofe bélica y los gases químicos. Del mismo modo, autores de diferentes épocas como Boccaccio, Camus o García Márquez, que habían novelado el tema pandémico, se volvieron de lectura obligada o de repaso ineludible. Capítulos del “Decamerón”, “La Peste” o “El amor en los tiempos del cólera”, respectivamente, fueron retomados para examinar las diversas facetas del comportamiento humano y las reacciones disímiles ante apremios tan dramáticos.

Por su parte, no mucho tiempo antes de irrumpir el coronavirus en el planeta el Papa Francisco dejó entrever que parecíamos estar al borde de una Tercera Guerra Mundial. Fue un comentario repentino, sin mayor desarrollo, que incluso en su momento pudo sonar incomprensible, pero que luego sirvió para entender la amenaza orbital, no derivada de ningún factor belicista, pero sí con el mismo resultado fatídico sobre la existencia. Fue, ciertamente, una profecía que aún estamos viviendo.

Frente a ello, aun cuando no se trata efectivamente de dos fuerzas militares encontradas sino de una enfermedad inédita globalizada, habría que decir, a propósito de este fin de 2021, que frente al año anterior el mundo mejoró su respuesta. Porque, justamente, lo que se vislumbró en 2020 fue que la humanidad fue tomada completamente por sorpresa. Por esa época nadie pensaba, desde luego, en un hecho pandémico de estas características, que pusiera en jaque el globo terráqueo, cuando por el contrario se tenía el convencimiento implícito de que, al haberse incursionado de forma tan decisiva en la era tecnológica, la especie humana había adquirido una cierta invulnerabilidad permanente.

Es claro, entonces, que el tema del coronavirus ha vuelto a poner los pies del ser humano sobre la tierra. Bajo esa premisa, que es y será la lección inolvidable, el mundo ha podido salir avante, aunque mostrando que no las tiene todas consigo. Y que, como no pocos científicos lo han pronosticado, esta podría ser solo una advertencia de lo que viene por delante, ante otras pandemias o situaciones lesivas ya en curso como el cambio climático.

Sin embargo, también hay que resaltar, frente a otras etapas de la humanidad, incluso recientes, que en esta ocasión la ciencia ha respondido, extremando el ritmo de sus posibilidades. No en vano, por ejemplo, la palabra más buscada de este 2021 en las redes fue “vacuna”. De suyo, fue en torno de los biológicos, descubiertos a finales de 2020, que los gobiernos del mundo entero desarrollaron sus estrategias de vacunación masiva durante el año que hoy termina y enfrentaron la expansión del coronavirus que, de acuerdo con las cifras iniciales, se pensaba incontrolable ¿Qué hubiera ocurrido si a estas alturas las vacunas no se hubieran demostrado eficaces o con secuelas imposibles de ponerlas en práctica? ¿Habrían soportado los centros de salud mundiales una presión de semejantes repercusiones? ¿Cuáles habrían sido los resultados económicos y sociales del planeta de no haber contado con esos suplementos? ¿Hubiera sido acaso suficiente con el teletrabajo bajo cuarentenas infinitas?

Por eso las vacunas y quienes las crearon, muchas veces seres anónimos y encerrados en sus laboratorios, y que por su parte no pasan de unas pocas personas, merecen ser los personajes internacionales de este 2021. Si bien trabajaron desde un principio, y lograron previamente componer los productos, fue en este año que sus descubrimientos se comprobaron insustituibles en el propósito de salvar millones y millones de vidas, sin dejar de lamentar las que se perdieron. Por descontado, son muchos los retos que quedan por delante, con las nuevas variantes. Pero, viendo hacia atrás, de no haber sido por ellos otra habría sido la realidad hasta hoy.