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Estados Unidos entregó a Ucrania, en su juego ajedrez mundial. ¿Qué obtiene a cambio? Ha evitado o al menos postergado un enfrentamiento militar con Rusia, concesiones en las industrias petroleras rusas, y coparticipación en la explotación de petróleo en el Polo Norte.
Además, Putin no ha vuelto a mencionar el tema de la desdolarización del mundo, tras consultar con China. Y Washington logra su cometido de debilitar, en especial a Alemania, que tiene una balanza comercial favorable con Estados Unidos. En su vuelco hacia adentro se aleja de compromisos onerosos de todo tipo con sus aliados del viejo continente.
Rusia vencerá en la guerra con Ucrania que fue iniciada por la propia Ucrania, según la nueva narrativa oficial estadounidense, pues la primera víctima en esos casos suele ser la verdad.
Ucrania perderá valiosos minerales raros, litio, y tierra fértil para la producción agrícola. Estos bienes actualmente comprometidos a lo giga banca (Golman, etc.) que no apoyaron a Trump en las últimas elecciones, serán el botín de Putin.
Otros creen que todo se reduce a un cañazo del extravertido presidente, tal como lo es el bluff de Gaza, para ganar la atención mundial, y lograr ventaja en la negociación u otra cosa. Esta explicación tiende a sustituir la macro política por la psicología.
El respetado geopolítico mexicano, Alfredo Jalife, que conoce de primera mano ese conflicto como consultor señala que la entrega de Ucrania es un hecho cumplido en lo que a Trump y Putin se refieren y que esa victoria rusa se refleja en los mercados: el valor del rublo se ha disparado.
Queda en manos de la Unión Europea defender en Ucrania su propia integridad. Pero sin el gran guardián del imperio quien ahora declina, y abandona a sus principales aliados por una ventaja pasajera.
Esa política suya de replegarse tras un muro es una debilidad de las potencias que lo han hecho a través de la historia. La aplicación de aranceles excesivos guarda una curiosa simetría con ese muro. Expresa una mentalidad ajena a asumir el riesgo que caracteriza al “élan vital” en ascenso de un pueblo. Según historiadores como Toynbee y Spengler, es un síntoma de decadencia. En todo caso no es una expresión de pujanza.
Usar como arma a los aranceles, deviene en un cuchillo sin mango de dos filos para quien lo empuña, la inflación se ha acelerado, acrece el costo encarecido de los alimentos, se han cortado la mano.
Mientras China guarda silencio con una paciencia milenaria poco benigna. Y continúa fortaleciendo lazos con los aliados, incondicionales ayer, de Estados Unidos. Por tradición han preferido el taoísmo al maniqueísmo, el juego posicional del Go, al ajedrez.
En inteligencia artificial logra resultados a mucho menor costo que sus competidores. Y, como sabe por experiencia que es vano construir murallas en un mundo fluido, prefiere unir al planeta con el Camino de la Seda que incluye a más de 45 países del mundo. En fin, bienvenidos a un planeta tripartito.