JOSÉ MANUEL RESTREPO ABONDANO | El Nuevo Siglo
Jueves, 20 de Junio de 2013

El campo rentable

 

En las últimas semanas conocimos los debates que han acompañado el desarrollo del sector agroindustrial. Han aparecido en los medios de comunicación nombres de prestigiosas empresas y firmas de abogados, las primeras de las cuales que han apostado cuantiosas sumas de dinero en el desarrollo llanero. Grupos empresariales dedicados a la producción de palma, caucho, carne, maíz, madera y similares, han aparecido como si fuesen cuasi-delincuentes de cuello blanco. Lo triste del asunto es que sin mayores explicaciones, para un tema difícil de entender, queda esa sensación en la boca de muchos.

Lo que nadie dice, porque muy pocas de esas personas lo han visitado o conocido, es que basta un recorrido por el Vichada, Meta o  Casanare, para darse cuenta de la magnitud, impacto positivo y transformación social, que dichas empresas han logrado para el país. Se nos olvida que no hace muchos años esas zonas eran terrenos baldíos, olvidados, descuidados y reservas que lo único que hacían era llenarnos de orgullo al decir que allí teníamos nuestro futuro.

Pero en Colombia estamos acostumbrados a matar el tigre y asustarnos con el cuero. Ahora que aparecen proyectos altamente rentables, ellos se convierten en objetos de tiro al blanco, de quienes no entienden de desarrollo productivo.

No voy a entrar en la discusión de si las tierras han sido bien o mal adquiridas, porque presumo que dichas prestigiosas empresas han cumplido cabalmente con las obligaciones de ley, y no sería creíble que lo han hecho de manera fraudulenta, menos con el reconocimiento de las firmas de abogados que las respaldan. Ese debate bien vale la pena dejárselo a la justicia, y no al juicio sumario de posiciones ideológicas en los medios de comunicación.

La discusión de fondo es ¿qué tipo de desarrollo queremos para el país? Como era de esperarse la izquierda se opone al desarrollo minero y ahora la tiene emprendida contra el sector agroindustrial en los Llanos Orientales. En el primer caso siendo fiel defensor del fundamentalismo ambiental y social que ha elevado a tal nivel la animadversión con el sector, que la Directora de la agencia nacional de minas se ufana en expresar que ha negado el 94% de las licencias. Todos defendemos la formalidad, pero sí preocupa que ahora sea objeto de orgullo rechazar proyectos, y no explorar si hay caminos para lograr un desarrollo formal, en lugar de que la informalidad termine llevándose el botín.

En el segundo caso lo hace con el desarrollo en los Llanos valiéndose del verdadero problema que es tratar de lograr el desarrollo con leyes de 1994 (Unidad agrícola familiar UAF), que creen que los Llanos se desarrollarán con micro empresas del agro. Los que saben de los Llanos conocen que allí el desarrollo es sólo posible con economías de escala, alta inversión en tecnología, y capacidad de desarrollo humano y social. Y esto sólo es posible con grandes extensiones y recursos económicos.

Sigamos el modelo Robledo y terminaremos repartiendo pobreza y no generando riqueza.

jrestrep@gmail.com