En Italia, un país con la historia de occidente y con el legado romano, pilar de la Democracia moderna, que, a su vez, heredo a Grecia, se acaba de aprobar una ley que favorece al bello país en forma de bota. Ya era hora que se tomara una decisión del tipo, pues lastimosamente la corrupción en Italia, es comparable con la de países como el nuestro, Colombia. La reforma constitucional recortará en un 36,5 % el número de parlamentarios. Es una medida sana para una idea de Democracia, que ha sido consumada y consumida por hombres sin escrúpulos que se jactan de su cargo para mal ostentar un poder irrisorio que termina corrompiendo el ideario verdadero de lo que seria “la voz del pueblo”.
Ahora bien, pasar de elegir 945 escaños tanto para la Cámara de Diputados -630-; como para el Senado -315- a 600 que será la nueva cuota, supone e implica un ahorro de al menos de cien millones de euros anuales. Lo cual le vendrá muy bien a una economía italiana ya golpeada antes del Covid-19, y, actualmente devastada por este.
En ningún lugar, Solón -que dijo nada en demasía-, Clístenes, Efialtes, Heródoto y Pericles, ni los posteriores analistas; hacen un postulado sobre la necesidad de tener mil hombres, donde repose la demokratia - “poder del pueblo”-. Mas bien, es una práctica antidemocrática, que en países que no son lo suficientemente cultos y que no gozan de una calidad de vida óptima y más o menos una igualdad de oportunidades -pues de condiciones es imposible- se pueda dar una real Democracia.
No es un tema desconocido que la Mafia italiana tenia incidencia en las decisiones gubernamentales. Caso similar al de Colombia hace muy poco tiempo. Así que, ¿Puede existir la Democracia en países inmersos en situaciones como estas? Claramente no. Los países escandinavos son ejemplo de una democracia exitosa, asimismo Suiza, dividida en 23 cantones. Muy diferente a otras democracias, como la estadounidense, donde un Colegio Electoral tiene la decisión final.
Asimismo, son los ciudadanos, quienes están hartos y están claros en que no es eficiente y mucho menos eficaz un sistema en el cual, una minoría corrupta decida el devenir de todos. Más bien, la democracia se transforma en “Oclocracia”, que, según J.J Rousseau, pasa cuando: la voluntad general cede ante las voluntades particulares, por ejemplo, por “artimañas de asociaciones parciales”. Y, esto es lo que se percibe en países como Italia y Colombia.
No por nada el 70% de los votantes italianos en el Referéndum, han elegido recortar por un tercio al Parlamento. Por añadidura, esto podría convertirse en todo un cisma pospandemia, que se vaya replicando por toda Europa, como por ejemplo España que esta dispuesta a seguir los pasos italianos. Y, hasta pueda llegar a Latinoamérica, donde vendría bien, de hecho, bastante bien que se recortara el Parlamento, donde lamentablemente, la corrupción, las malas prácticas y la búsqueda de intereses personales han ido en detrimento del bienestar común, convirtiéndose en vejámenes al fin de cuentas.
*Politólogo y analista.
@davidrosenthaal