Patria, devaluación o muerte
“Da gusto ver a un país logrando satisfactorios niveles de crecimiento”
LA intervención inaugural de la edición 67 de la Asamblea Nacional de la ANDI en Cartagena de Indias estuvo a cargo del ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverri, quien como buen profesor, ilustró al auditorio sobre las perspectivas económicas de Colombia para el 2012.
Es difícil encontrar suficientes calificativos para elogiar la magistral conferencia del ministro Echeverri. Además de las previsiones macroeconómicas y de las rigurosas explicaciones sobre sostenibilidad fiscal quiero rescatar dos elementos de fondo propuestos por el ministro en su discurso. El primero referente al liderazgo y el segundo a la transparencia en las relaciones entre los actores políticos, económicos y sociales.
En cuanto al liderazgo fue reiterativo el ministro en decir que, una diferencia fundamental para el manejo de la crisis entre las naciones es la presencia o ausencia de liderazgos fuertes que tomen decisiones y marquen caminos de solución para las dificultades.
En ese sentido reconoció que los logros micro y macroeconómicos que el gobierno puede presentar hoy son el resultado de fuertes liderazgos en el gobierno de Colombia en los últimos años y el rigor y ortodoxia que ha caracterizado la política fiscal y monetaria. Desde este mismo punto de vista puede leerse el desastre de la situación económica y financiera internacional de hoy cuya principal característica es precisamente la ausencia de liderazgo internacional.
Por otra parte destaco la preocupación del ministro por la importancia de la transparencia en la comunicación y en las relaciones entre actores económicos, políticos y sociales, cuando reclama con vehemencia esa transparencia y pone sobre la mesa la exigencia de eficiencia y eficacia que el sector privado reclama permanentemente del sector público, pero también insiste en la necesidad del cumplimiento claro y transparente de los compromisos y obligaciones públicas por parte del sector privado para hacer posible la armonía de la acción publica y privada.
Da gusto ver a un país logrando satisfactorios niveles de crecimiento y desarrollo; ver a un país que con todas sus dificultades ha llegado a importantes niveles de madurez institucional; ver a un país atractivo para la inversión extranjera pero también un empresariado local que poco a poco se convierte en gran inversor extranjero; pero sobre todo ver a un país dedicado a buscar caminos concretos de desarrollo para sus ciudadanos y no como algunos vecinos que andan más preocupados por la salud física y mental de sus dirigentes, de ahí que la sentencia final del ministro cobra absoluta vigencia: “¡Patria, Devaluación, o Muerte. Venceremos!".