Jesús, nuestro Maestro Divino, presentó su divino mensaje en buena parte por medio de iluminadoras parábolas, en las que describía cuanto acontecía en torno a Él y que acontecería con el correr de los siglos. Frente a su mensaje se suscitaron encontradas actuaciones y maneras de acoger o no, o poner obstáculos a la abundante cosecha de la semilla que el mismo difundía. Había quienes se opusieran con distintas modalidades, desde gratuitas y torcidas interpretaciones hasta semisilenciosas murmuraciones, difundidas bajo engañosas y venenosas consejas contra El, como cizaña puesta por enemigo bajo la oscuridad nocturna (Mt. 13, 24-30).
Vino el Papa Francisco, sembró la benéfica semilla del Evangelio en la buena tierra de mentes y corazones colombianos, fue acogido en medio de clamor popular sincero, y sin condicionamientos por las gentes sencillas, pero con notaria esperanza, de otros, de que dijera algo a favor de sus actuaciones y pensamiento sobre temas económicos o políticos, con frustración pues la labor del Papa fue, como debía ser, de solo iluminación de esos temas con los grandes principios evangélicos.
Es de tener en claro que previo a la venida del Papa hemos tenido en Colombia, y en el mundo, sembradores de cizaña en contra de la semilla buena esparcida por Jesús y por Francisco, y no solo en la oscuridad de la noche sino a pleno día, y con ostentosa divulgación de ser lo que sí lleva a “avances” para la humanidad. Muchos dirigentes, inclusive entre quienes se presentan como afectos al Pontífice, son abiertos corifeos o complacientes con esa cizaña realmente contraria al mensaje cristiano de respeto a la vida desde el vientre materno hasta la muerte natural, a la familia conformada entre varón y mujer, al sexo recibido por nacimiento.
Ante esa situación, que aparece en proyectos de Decretos o Leyes, en forma reiterativa es preciso, y según expresiones del mismo Papa, vigilar, denunciar y afrontar, si no queremos que se ahogue la siembra cristiana y católica de siglos, y de los Papa en sus viajes apostólicos. Espíritu cristiano, como el que indicó Jesús al final de la parábola aludida, no es el precipitada destrucción de esa maléfica semilla y de sus sembradores (Mt. 13 ), pero sí invitó a ser “prudentes como la serpientes” ( ), y defender la verdad con la espada de la fortaleza que ella conlleva (Mt.10,34).
Hay movimientos, como el naciente “Vida por Colombia”, que tienen servicio de asesoría de avezados laicos profesionales católicos, que han librado decidas acciones para atajar nefandas decisiones del Ejecutivo o del Legislativo en diversas líneas, en las que, bajo presiones políticas y económicas, quieren que se implanten en Colombia cuanto favorece a descalificadas tesis de los Pontífices como la “ideología del género”. Se ha puesto de manifiesto que bajo “derecho de las minorías”, se nos ha querido imponer en Colombia la “dictadura” de ellas, como se quiso en el Art. 130 de la Ley 1753 de Plan de Desarrollo, volver el concepto de “varón y mujer” como “opciones”. También en el Proyecto de Ley 56 de 2016, se pretendía autorizar a empresas comerciales a reproducción humana extracorporal, y, con Proyecto de Ley 2016, cambio de Código Ética Médica por otro que sustituía el Juramento Hipocrático por fidelidad a directivas de Asociación Médica Mundial, con sometimiento a esa entidad extranjera que propicia práctica del aborto, cambio de sexo, eutanasia y manipulación genética.
Esas, a grandes rasgos, algunas de las cizañas que buscan sembrar entre nosotros en medio de la euforia y falsos aplausos de ellos al Papa Francisco. Urge, entonces, apoyar a los valientes que les hacen frente, con decisión y valor, y abrir más frentes en defensa de los sanos cultivos, según los reclamos de Jesús y de los Papas.
*Obispo Emérito de Garzón
Email: monlibardoramirez@hotmail.com