Lecciones de un título | El Nuevo Siglo
Martes, 18 de Junio de 2024

El campeonato ganado por el Atlético Bucaramanga en el torneo apertura del fútbol colombiano no solo fue emotivo por la intensidad del último partido en El Campín y la dramática definición por tiros desde los doce pasos, sino por el hecho mismo de que el cuadro de la capital santandereana nunca había conquistado una estrella en sus 75 años de historia.

Pasada ya la euforia de la celebración es viable derivar una serie de lecciones aprendidas de lo ocurrido con el Bucaramanga. En primer lugar, que el título es un premio al que, sin duda, ha sido el mejor equipo del primer semestre en Colombia, como lo evidencia el hecho de que lideró la fase de todos contra todos y está al frente de la reclasificación.

Por otro lado, tiene que relevarse el hecho de que no siempre el músculo financiero es la clave para el buen rendimiento de un equipo. La nómina del cuadro campeón está compuesta por una gran cantidad de jugadores, entre jóvenes y experimentados, que al comienzo de este año habían salido de distintos equipos y fueron reclutados por las directivas del equipo búcaro, a pedido del técnico venezolano Rafael Dudamel.

No hay grandes estrellas ni sueldos extremadamente altos. Por el contrario, se construyó un equipo muy parejo, con juego equilibrado, ofensivo y muy solidario. Un ejemplo a seguir para muchos clubes que no tienen un capital suficiente para contrataciones de postín.

Otro aspecto a destacar de la campaña del campeón es la forma en que logró conectar con su hinchada a lo largo del torneo. Si bien es cierto que esta afición es una de las más fieles del país, pese a la sequía de títulos, en este semestre la buena campaña desde las primeras fechas llevó a un respaldo sin antecedentes de su parcialidad, tanto en los partidos de local como de visitante.

Finalmente, hay que resaltar que la celebración de los bumangueses se dio sin mayores hechos de violencia ni desorden público. Hasta el momento no hay reportes de tragedias ni personas heridas. Obviamente hubo algunas circunstancias que reprochar, como el robo de una medalla a un jugador en el estadio de la capital santandereana, pero ya se recuperó y hasta la propia familia del infractor ayudó en su identificación.

Por ahora, falta ver cómo se refuerza el Bucaramanga para el segundo semestre y la Copa Libertadores del próximo año. No es hora de bajar la guardia, pues los retos son mayores.