Guillermo Ruiz, el "disco duro" del fútbol colombiano | El Nuevo Siglo
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Viernes, 15 de Marzo de 2019
Rafael Gómez Hoyos

En el fútbol los jugadores siempre se quedan con las primeras planas, y de vez en cuando los entrenadores o directivos les ‘roban’ protagonismo, pero hay otros personajes que realizan un trabajo silencioso y muy pocas veces reconocido a pesar del valor que tienen.

Ese es el caso de Guillermo Ruiz Bonilla, quien ha dedicado gran parte de su vida a la dirigencia de varios clubes en el Fútbol Profesional Colombiano. El vallecaucano fue gerente deportivo de  varios ‘grandes’, llegando a lo más alto con unos como el América, Deportivo Cali y Millonarios, o viviendo momentos agridulces con otros como Santa Fe.

Ahora se dedica a la investigación, y recuerda, con nostalgia, las épocas llenas de viajes, hoteles de lujo y estadios. Hoy su estilo de vida es tranquilo y piensa seguir produciendo textos sobre la historia del deporte en nuestro país.

EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo es su día a día ahora?

GUILLERMO RUIZ: Acabo de terminar unos libros que publicamos recientemente, el del Junior y Once Caldas. Soy una persona que no tiene horarios, más sin embargo, la investigación requiere disciplina y más cuando se tocan temas tan extensos. La publicación de los libros toma tiempo. Ahora estoy trabajando en un proyecto sobre la Copa Libertadores, que esperamos que salga lo más pronto posible. Trabajo desde mi casa, tengo una empresa que manejo con mi familia. También doy clases en la Universidad Sergio Arboleda desde hace cuatro años y participo del Carrusel Deportivo de Caracol Radio.

ENS: ¿Cuál es ese momento que marcó su carrera en el fútbol?

GR: Sin lugar a dudas mi mejor etapa fue cuando estuve en la dirigencia de Millonarios, de hecho, el entrenador de los azules en ese instante era Jorge Luis Pinto. Siempre fue hincha del conjunto. Cuando ingresé al fútbol soñaba con llegar al club y fue una meta que cumplí, me llamaron los dueños del equipo cuando estaba vinculado con el Cali. Este fue un período maravilloso de mi vida, que fue corto pero me hizo feliz. Después me pasé al otro bando con Santa Fe, luego estuve con la Dimayor y América.

ENS: ¿Qué etapa recuerda del FPC y cuál fue la mejor?

GR: “El dorado” fue la mejor época del FPC. Los jugadores más costosos de América llegaron a Colombia gracias a la crisis que se presentó en Argentina. Los clubes de Colombia tenían figuras de Argentina, Perú y Brasil. Pedernera, Di Stéfano, Valeriano López y otros militaban en los conjuntos más importantes, pero todo se acabó con el Pacto de Lima en 1952, en donde se aclararon muchos aspectos y se acabó ese gran momento.

ENS: ¿Qué es lo más difícil a la hora de manejar un equipo?

GR: En un club hay muchas cosas difíciles, una de ellas es conseguir los recursos. En Colombia no tenemos clubes, tenemos equipos de fútbol que son dos cosas diferentes. El único que tiene una mentalidad distinta es Cali, en parte porque tomó un modelo económico europeo y no vendió paquetes accionarios, por el contrario, cada socio compraba su acción; hoy tiene 5.000, 6.000 socios que aportan al sostenimiento de su estadio y de su sede deportiva. El segundo factor que hace muy complicada la gestión es el trabajo de divisiones menores, que no se maneja con seriedad en nuestro país. Los procesos no tienen continuidad y seguimiento, se pierde el trabajo. En mi paso por América sacamos 104 profesionales, teníamos una base de cantera que se movía sin importar si se presentaban cambios en el cuerpo técnico.

ENS: ¿Qué es lo que más le cuesta el jugador local?

GR: En general al colombiano le cuesta mantener su nivel porque sus familias suelen venir de un origen muy humilde. Esas personas no están acostumbradas a manejar altas sumas de dinero y por eso muchos se quiebran cuando se retiran, o antes, porque esta carrera es corta y requiere de disciplina. Además son personas que nunca tuvieron nada y de la noche a la mañana ganan $100 millones al mes, eso no es fácil de manejar, el jugador de fútbol no tiene la formación para eso. Recuerdo el caso de un muchacho en el América que solo ganaba $800 en el inicio de su carrera, era canterano. El primer mes que le consignamos el sueldo compró ocho tenis Adidas, cada uno de un color diferente. Fui a visitarlo de sorpresa un día a la casa y no tenía ni cama ni comida, entonces el otro mes ya no le consigné sino que le hice el mercado. Mientras su mamá pasaba hambre, él se compró unos tenis. Casos como ese se presentan todos los días y demuestra que algo falla en el modelo.

ENS: ¿Cuál fue el instante más complicado en su carrera?

GR: Para mí un momento duro fue cuando decidí dar un paso al costado después de 40 años y retirarme de la gerencia. Estaba en América, llevaba 10 años y estábamos en un buen momento. Sin embargo, estaba cansado, los viajes, los estadios y los hoteles desgastan porque te alejan mucho de tu familia. Al inicio fue complicado, dejar ese estilo de vida no es fácil porque el que sale sabe de antemano que nunca va a regresar. Tiempo más tarde, surgió una empresa que manejo con mi esposa y mis hijos, nunca estoy lejos de ellos, como pasó en otra época.

ENS: ¿Qué enseñanza les puede dejar su experiencia de vida a otros jugadores o dirigentes?

GR: En mi vida aprendí que uno siempre necesita de alguien para poder avanzar. La amistad es un factor que te puede abrir o cerrar puertas. Cuando era dirigente intentaba salir de mi rol y formar a los muchachos. En divisiones menores te das cuenta que ellos en muchos casos carecieron de un modelo de papá porque él no estaba en la casa o andaba en malos pasos, entonces llegaban a mi oficina pidiendo un consejo. Por ejemplo, una vez en el América entrenaba a un joven que tenía un talento impresionante, era fuerte, habilidoso pero contaba con un problema óseo y era propenso a lesionarse. Con la administración del club decidimos apartarlo de las convocatorias porque si le pasaba algo era nuestra responsabilidad; todos lloramos porque él era muy pobre y con el poco dinero que ganaba le llevaba a su familia, así que en medio de la rabia optó por firmar con el Cali. En uno de sus primeros encuentros, tuvo un choque y se rompió la tibia y el peroné en una misma jugada, ahora no puede caminar bien y todavía busca medios para mantener a su familia.