Cifras le ganan al pesimismo | El Nuevo Siglo
Domingo, 18 de Agosto de 2019
  • Crecer al 3% en un mundo casi recesivo
  • Rebote productivo ya parece irreversible

 

En economía, como en las encuestas, lo importante son las tendencias. De allí la importancia de destacar que el sistema productivo colombiano no solo empieza a mostrar síntomas evidentes de reactivación, sino que lo hace en medio de un clima externo bastante convulso, sobre todo por el impacto mundial que ha tenido este año la ya globalmente denominada “guerra comercial” entre Estados Unidos y China.

Si bien se trata de hechos que ocurren en tiempos distintos, no dejan de llamar la atención las que se pueden considerar las dos principales noticias económicas de la semana a nivel local y externo. De un lado el miércoles pasado los mercados bursátiles tuvieron una caída muy sensible a lo largo y ancho del planeta por cuenta, en primer lugar, de las últimas movidas de Washington y Pekín en su ya largo y desgastado -pero no por ello débil- pulso político-económico alrededor del billonario déficit comercial que arrastra la potencia norteamericana frente a la asiática. El dólar se fortaleció en muchos países (en Colombia por ejemplo superó la barrera de los $3.450), en tanto que el barril de petróleo mostró altibajos alrededor de los 55 dólares. Tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como el Banco Mundial, así como la Cepal y otras instancias de análisis económico a lo largo y ancho del planeta, coinciden en que mientras esa “guerra comercial” no se desactive será imposible asegurar un horizonte de estabilidad, razón por la cual las proyecciones nacionales, regionales y globales de crecimiento económico se están replanteando, salvo muy contadas excepciones, a la baja, con porcentajes que a duras penas alcanzan el 2% o incluso por debajo del 1%, como es el caso de América Latina y el Caribe que, en promedio, no pasaría este año de medio punto porcentual. La incertidumbre es la sensación generalizada.

Paradójicamente en la misma semana en que los mercados internacionales tuvieron semejante remezón -del que aún el viernes no se recuperaban del todo-, el DANE informó que el Producto Interno Bruto (PIB) en Colombia, contrario a muchos pronósticos que no apostaban por un porcentaje mayor al 2,5% o menos, creció a un sorprendente 3% en el segundo trimestre e incluso el reporte inicial sobre lo ocurrido en el primero, que fue de 2,8%, también fue recalculado al alza, quedando definitivamente en 3,1%. Comercio al por mayor y al por menor; reparación de vehículos automotores y motocicletas; transporte y almacenamiento, así como alojamiento y servicios de comida tuvieron entre abril y junio un comportamiento superlativo, cercano al 5%, en tanto que construcción y el sector de los hidrocarburos pasaron a números en negro, lo cual es muy significativo.

Tanto el Presidente de la República como el Ministro de Hacienda recalcaron el resultado del PIB, no solo porque derrotó esa sensación de pesimismo arraigado que lamentablemente caracteriza al país en el terreno económico, por lo menos al tenor de las encuestas, sino porque pone de presente hasta qué grado se está politizando el análisis de este frente, en medio de la campaña electoral y la marcada polarización. Lo real es que ningún país latinoamericano puede mostrar en estos momentos en un crecimiento del 3%. Incluso el titular de finanzas llegó a decir que si no fuera por el incierto panorama externo se podría estar pensando en Colombia en un PIB superior al 4%. Es más, se trajo a colación que el Banco de la República pronosticó que el segundo semestre pinta mejor y ello aumenta el optimismo en torno a cerrar 2019 con un crecimiento del 3,5%, una meta que no pocos venían poniendo en duda a nivel local y externo.

Ahora, en modo alguno, se puede caer en el extremo de pensar que todo está bien. Para nada: la inflación está mostrando tendencia al alza, hay alertas sobre los déficit fiscal y de cuenta corriente, el fortalecimiento del dólar asusta a importadores y deudores en moneda externa, la balanza comercial está cada vez más desequilibrada, hay algunos sectores clave de la producción que todavía no crecen al ritmo del comercio y, sobre todo, el desempleo continúa aumentando. El Gobierno está repotenciando varios frentes con políticas de choque (acaba de firmar varios pactos sectoriales para crear 600 mil empleos en un año), en tanto el Banco de la República actúa con cautela, sabedor que una intervención de fondo en los mercados podría ser una movida muy riesgosa, ya que no se sabe para dónde va la “guerra comercial” entre China y Estados Unidos, sin duda el principal factor de desestabilización a corto y mediano plazos.

Lo importante, en todo caso, es que siempre es mejor corregir y ajustar el rumbo económico cuando las cifras están en terreno positivo, que hacerlo cuando la crisis simple y llanamente se profundiza.