Los 75 años de la ANDI | El Nuevo Siglo
Viernes, 16 de Agosto de 2019
  • Empresas, el motor del desarrollo
  • Crecer bien y crecer más rápido

 

"Colombia es un país que ha venido creciendo y evolucionando, y los empresarios tienen un papel fundamental en este proceso. Un país sólo crece cuando crece su actividad económica y sus empresas". La afirmación es nada menos que del presidente de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI), Bruce Mac Master, que dirige uno de los gremios más importantes y representativos del país, que ayer arrancó en Medellín no solo el Cuarto Congreso Empresarial Colombiano sino la celebración de los 75 años, tres cuartos de siglo en donde ha sido el más firme vocero y defensor del papel del sector privado como motor del desarrollo nacional y su rol en la superación de los múltiples desafíos en una de las etapas más dinámicas, decisivas y convulsionadas.

Para nadie es un secreto que los protagonistas de la violencia en las últimas décadas siempre trataron de hundir al país en el falso dilema de una lucha de clases en la que a los empresarios se les trató de satanizar y mostrarlos como los explotadores de las clases más vulnerables. Afortunadamente ese discurso arcaico nunca caló y, por el contrario, la sumatoria de unas mayorías democráticas y pacíficas, una Fuerza Pública que enfrentó todas esas manifestaciones de anarquía e intento de cooptación mafiosa, así como un andamiaje institucional fuerte y un sector privado, robusto y maduro llevaron a que Colombia sea considerada, pese a todas las vicisitudes y problemáticas, una de las naciones más estables del continente. Es más, no es posible entender la fortaleza de la clase media en nuestro país sin el concurso de las empresas que proporcionaron el empleo, los ingresos y las capacidades de progreso a ese rango poblacional, en el entendido de que es el Estado el que tiene la mayor responsabilidad en suplir las necesidades básicas insatisfechas de las gentes ubicadas en los márgenes de pobreza e indigencia. Claro, no faltarán quienes repliquen que la iniciativa privada no ha impedido que continuemos teniendo una brecha social amplia o altos índices de inequidad, pero es apenas obvio que si el sector empresarial e industrial en Colombia fuera débil, esos indicadores serían más marcados, sobre todo en un país en donde el Estado ha ido disminuyendo su peso directo en el universo de proveeduría de bienes, productos y servicios.

Entender que el sector privado es determinante para el crecimiento económico y social no solo es una de las premisas que ha dado resultados en los países desarrollados y emergentes que aplican políticas de buen gobierno (tipo Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos -OCDE-, a la que Colombia ingresó recientemente), sino que la necesidad de contar con un “clima de negocios” seguro y atractivo ya es un imperativo para cualquier nación. Por ejemplo, el propio presidente Duque ha reiterado que “el empresario no puede ser visto como una fuente de ingresos fiscales, como lo fue durante años, sino como el verdadero socio de toda la comunidad para generar bienestar y mejorar la calidad del empleo”. También ha recalcado que “…el éxito de los empresarios es el éxito que necesita Colombia” y que “… ningún país progresa si no tiene un sector privado vibrante, pero, al mismo tiempo, con sentido social”.

Si se analiza todo ello se entiende la dimensión del argumento de Mac Master y cuáles deben ser las premisas del desarrollo empresarial en Colombia. Por ejemplo, le asiste la razón cuando afirmaba ayer que lo importante no solo es crecer en materia económica, sino “crecer rápido". Trajo a colación que según el índice de velocidad de desarrollo calculado con base a la evolución del PIB, exportaciones, importaciones y porcentaje de inversión, el crecimiento de Colombia fue bajo, apenas de 4.25 por ciento, en el período 1998-2018. De allí que el presidente de la ANDI recalque que "la variable de crecimiento no ha estado en el foco y agenda de la política pública".

Sin duda es un diagnóstico que debe llevar a analizar de fondo qué reformas se requieren para corregir esta falencia. Reformas que abarcan múltiples ámbitos como la regularización del mercado laboral, la disminución de la carga tributaria, un avance sustancial en competitividad, la reducción de la tramitomanía, marcos más estables de seguridad jurídica, una diplomacia comercial efectiva, estabilidad cambiaria, pragmatismo en la escala de incentivos, reingeniería en formación de talento y cualificación de la producción hacia estándares modernos, eficientes, rentables y sostenibles…

Lo importante, en todo caso, es que al celebrar los 75 años de la ANDI el país reconoce no solo en ese gremio sino en el sector privado en general el rol fundamental de los empresarios en la construcción de país.