Jugando con candela | El Nuevo Siglo
Lunes, 12 de Octubre de 2020
  • Aumentan casos activos de Covid-19 en Colombia
  • Se están relajando los protocolos de bioseguridad

 

En Europa y otras latitudes están prendidas las alarmas por la llamada “segunda ola” de la pandemia del Covid-19. Si bien es cierto que el nivel de letalidad en este rebrote ha sido menor al de la primera fase crítica en el primer semestre, la velocidad de propagación del virus está sorprendiendo. También está claro que pese a las noticias esperanzadoras de semanas atrás, los proyectos de investigación para encontrar una vacuna efectiva siguen adelante pero hasta el momento ninguno ha confirmado un alto grado de efectividad que permita a la humanidad confiarse en que es inminente acceder a una cura definitiva y un programa masivo y extraordinario de inmunización de la población.

El común denominador en las naciones del viejo continente así como en países de otras partes del globo es que el repunte de la curva epidemiológica se debe principalmente a que la población ha ido relajando los protocolos de bioseguridad y autocuidado sanitario, bajo la peligrosa creencia de que lo peor de la pandemia ya pasó y estamos frente a las últimas secuelas de la misma.

En la primera etapa de este año Colombia analizó mucho de lo que ocurría en Asia y Europa con la emergencia sanitaria y sobre esa base adecuó su plan de contingencia para enfrentar el coronavirus a nivel local. Es momento de volver sobre esa ruta de las lecciones aprendidas del extranjero, más aun cuando estamos a punto de cumplir mes y medio de la reactivación económica, productiva, laboral y social en nuestro país. La curva epidemiológica evidencia que en las últimas dos semanas el país ha registrado un aumento lento pero sostenido en el número de casos activos del Covid-19. Si bien es cierto que se ha reducido gradualmente el volumen de personas fallecidas así como de pacientes que ingresan a las Unidades de Cuidado Intensivo, cuya ocupación promedio hoy se encuentra en el 50%, es muy preocupante que en algunas ciudades la curva de infectados esté volviendo a crecer y se hable incluso de la posibilidad de nuevos picos de la enfermedad viral en la segunda quincena de octubre y comienzos de noviembre.

Si bien se trata de alertas tempranas, algunos alcaldes ya han advertido que si la curva sigue ascendiendo no descartan la posibilidad de volver a aplicar restricciones a la movilidad ciudadana y cuarentenas sectorizadas en aquellas zonas en donde la enfermedad sea más agresiva. De hecho, han traído a colación lo que se está haciendo hoy en ciudades como París o Madrid, que volvieron a los confinamientos y la limitación de ciertas actividades públicas, pese a que ambas capitales europeas habían normalizado buena parte de su cotidianidad hace más de tres meses.

La única forma de evitar que algo así también ocurra en Colombia es que se refuerce el cumplimento de los protocolos de bioseguridad y distanciamiento social. Es cierto que hay un alto porcentaje de personas que utilizan los tapabocas, pero no ocurre lo mismo con las precauciones para evitar aglomeraciones o situaciones de contacto en el ámbito familiar, laboral, académico, comercial y de entretenimiento, sobre todo ahora que se reanudaron buena parte de las actividades turísticas y festivas. La semana de receso escolar que está culminando en gran parte del país llevó a que millones de colombianos viajaran a una multiplicidad de destinos. El comercio ha venido retomando rápidamente su dinámica, al tiempo que los índices de consumo de los hogares se empiezan a recuperar más rápido de lo inicialmente previsto. A ellos se suma que ya más del 95% de las empresas grandes, medianas y pequeñas están funcionando a un promedio alto de su capacidad y, como consecuencia de ello, de los cinco millones de empleos que se perdieron o paralizaron en abril ya se han logrado activar más de tres millones…

Tras el duro coletazo de estos últimos seis meses en la dinámica productiva y económica, resulta muy alentador el ritmo de la reactivación. Sin embargo, no es momento de bajar la guardia en materia de precaución sanitaria. Todo lo contrario, con gran parte del país funcionando a todo vapor el riesgo de contagio del virus se multiplica. Lamentablemente parece que esa advertencia, reiterada por todos los medios posibles a nivel nacional, departamental y municipal, no está siendo atendida de forma disciplinada y responsable por un sector cada vez más creciente de la población.

Así las cosas, es necesario volver a insistirle a la ciudadanía en que relajar las conductas diarias y cotidianas de autocuidado frente al Covid-19 resulta casi que un riesgo suicida. Ya se prendieron las alarmas por el aumento de casos activos en las últimas dos semanas y aun así muchas personas no dimensionan la gravedad de lo que está ocurriendo. Esperemos que, a diferencia de lo que está pasando en Europa, no sobrevenga un pico sustancial de la pandemia y tengamos que volver a pensar en la adopción de medidas drásticas como los confinamientos y las restricciones a la movilidad de los colombianos. Como reza el reconocido refrán: soldado advertido…