¿Cómo reglamentar la protesta social? | El Nuevo Siglo
Miércoles, 16 de Octubre de 2019

“Esmad está para enfrentar vandalismo y disturbios”

Que la protesta social es parte integral de la democracia no deja dudas, pues es un recurso contra actividades injustas, que con clamor popular la sociedad  demanda, defendiendo  derechos atropellados por grupos u organismos que se desenfocan de sus objetivos. En otra columna hablamos del control que las autoridades deben ejercer cuando de protestas públicas se trata, agotando una serie de requisitos, establecidos a fin de asegurar el orden durante el desarrollo del evento.

Hasta ahí todo es claro, pero permítanme recurrir a mi experiencia personal para preguntar, ¿Cómo se lograría evitar alteraciones del orden público provocadas por participantes en las protestas?  Me cupo en algunos momentos de mi vida profesional la responsabilidad de participar en marchas, cumpliendo la misión de evitar alteraciones del orden público e identificar y neutralizar personas ajenas a la organización, que pretendieran sabotear el acto.

Aquí mis  observaciones: la marcha inicia su desplazamiento portando carteles,  voceando arengas, canticos y consignas, las dirigencias se miran y reconocen, pero durante el desplazamiento van brotando personas que muestran su compromiso con la causa y ayudan en dinamizarla animando a participar. Cuando  preguntábamos a los organizadores por la identidad de éstos, la renuencia a informar se hacía evidente, parecía invadidos de  temor, y cuándo buscábamos proximidad a los desconocidos se formaban círculos humanos que los protegían, dificultando nuestra labor, la masa empezaba a crecer y el  contacto visual con  organizadores y directivos se perdía, especialmente al pasar por instalaciones gubernamentales o puntos críticos; en ese momento las arengas cambiaban  del tono y se tornaban agresivas, los directivos estaban rodeados de personas diferentes al común de la asistencia y aparecían  capuchas, pasamontañas, palos y demás elementos necesarios para agitar la protesta, tornándose fácilmente en turba. ¿Quién pude neutralizar  una actividad planeada, cuándo los mismos organizadores y líderes no se comprometen con información a la hora del problema?

Ahora, no son dos ni tres aquellos agitadores que traen consignas claras y cumplibles, quienes a lo largo de la marcha están recibiendo apoyo de personas instaladas en el recorrido, que de ser en serio también se incorporan al movimiento, difícil situación que se debe evalúa.

De los últimos casos podíamos hacer una somera valoración, en la Distrital protestaban contra la corrupción y violentaron las instalaciones haciendo necesaria la presencia de la fuerza pública;  en la Javeriana estudiantes cerraron la vía, recordemos, carrera séptima, hicieron necesaria la presencia de la fuerza pública: en la Pedagógica los jóvenes se tomaron la calle 72 aparecieron las papas bomba, sin olvidar los hechos del día 10 en la plaza de Bolívar, haciendo necesaria la presencia de la fuerza pública que en todos los eventos defendía   intereses de la sociedad. ¿Cómo evitar el vandalismo  de la Distrital, abrir la vía  en la Javeriana y apaciguar la Pedagógica sin el Esmad?