Metro de Bogotá: el motor | El Nuevo Siglo
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Jueves, 22 de Octubre de 2020

La megaobra será puntal de reactivación económica

* Ciudad-región debe prenderse y halar resto del país

 

La primera línea del Metro de Bogotá ya no tiene reversa. Con la firma el martes del acta de inicio del contrato de concesión comienza oficialmente el proceso para la construcción y puesta en marcha del sistema de transporte masivo que la capital del país lleva esperando varias décadas y que está destinado a ser una gran parte de la solución en la movilidad de una metrópoli de más de nueve millones de personas, pero que si se le suma la población circundante de la que es considerada la ciudad-región más potente económicamente de Colombia, llegaría a once millones.

Sin embargo, lo más importante es que el inicio de obra se da en momentos en que el país necesita del arranque de los megaproyectos de infraestructura para poder apuntalar el largo y complicado proceso de reactivación económica pospandemia. Como se reiteró en un informe días atrás publicado por este Diario, la recuperación de la economía bogotana es un factor determinante para las cifras nacionales, toda vez que la ciudad-región concentra más del 25% del Producto Interno Bruto, es el mayor nodo de negocios y comercio del país, la principal fuente generadora de trabajo y destino primario de buena parte de la inversión extranjera directa. Por esas mismas circunstancias el efecto recesivo de la parálisis productiva derivada de la crisis por el Covid-19 ha golpeado sustancialmente a la capital, como lo evidencian indicadores tales como el aumento sustancial del desempleo en la ciudad y una caída dramática en el flujo productivo.

La megaobra del Metro, cuyo costo superará los 16 billones de pesos, se desarrollará en tres etapas. En la primera, que tendrá una duración de 27 meses, se realizarán los diseños de detalle del trazado, las estaciones y las obras físicas. De entrada está contemplado que las primeras intervenciones se hagan en el patio taller, en Bosa, y en el deprimido de la calle 72 con Avenida Caracas, en Chapinero. Así mismo, está proyectado que se puedan generar varias decenas de miles de empleos directos e indirectos, al tiempo que el impacto sobre el sector de la economía real capitalina sería muy alto, ya que de cada 10 pesos del proyecto siete se invertirán en la ciudad. Los analistas consideran que dada la dimensión de la obra, la demanda laboral, la cantidad de insumos y materiales que requerirá a todo nivel no habrá sector que no se vea beneficiado por el proyecto en construcción.

La segunda etapa, que tardará cinco años, está prevista para la construcción del viaducto y las 16 estaciones así como toda la reconfiguración de la malla vial que lleve a la integración del sistema Transmilenio y las demás modalidades de transporte. Adicionalmente, se construirán varios puentes y obras complementarias. Todo ello debería llevarnos a la tercera etapa cuando, tras los pilotos y pruebas del caso, se dé comienzo, en el segundo semestre del 2018, a la operación comercial de la primera línea. De hecho ayer ya se precisó que en 2025 llegarán los primeros trenes al puerto Buenaventura.

Como se ve, la ciudad estará literalmente en obra durante los próximos años, no solo por la construcción de la primera línea del Metro sino de las troncales de Transmilenio, el resto de la malla vial y el tren de cercanías que servirán para alimentar todo el sistema integrado. Todo ello a la par de la implementación de un ambicioso programa de reactivación económica, que ya tuvo su primer visto en el Concejo capitalino, al igual que la propuesta de cupo de endeudamiento por más de 10,8 billones de pesos, que también está en turno de aprobación definitiva en el Cabildo Distrital.

Visto todo ello, se puede señalar que la apuesta de Bogotá por la reactivación será muy fuerte. De hecho la ciudad es una de los principales motores de nichos productivos que han tenido un buen desempeño en los últimos meses, como es el caso del comercio electrónico y otras aplicaciones digitales. También está tomando parte en el boom de la construcción de vivienda que marca récords. De igual manera se ha reactivado desde septiembre para acá una cantidad importante de plazas de trabajo y se podría decir que más del 90% de las empresas radicadas en la ciudad-región está empezando a recuperar los niveles de operación que tenían antes del Covid-19.

Bien se puede concluir, entonces, que se requiere el concurso del Gobierno nacional y del sector privado para empujar todo el esfuerzo de inversión y movimiento del sector real de la economía que se está viendo en Bogotá y que será potenciado por el arranque de las obras de construcción de la primera línea del Metro. Un proyecto que desde ya se erige como uno de los motores de la recuperación capitalina pospandemia y, por lo tanto, del país.