¿Un solo alcalde para cada área metropolitana? | El Nuevo Siglo
El Área Metropolitana del Valle de Aburrá la integran 10 municipios (Medellín, Caldas, La Estrella, Sabaneta, Itagüí, Envigado, Bello, Copacabana, Girardota y Barbosa). /Anadolu
Foto Anadolu
Martes, 1 de Diciembre de 2020
Redacción Política

Causaron revuelo las declaraciones formuladas por el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, sobre la conveniencia que los municipios del Área Metropolitana del Valle de Aburrá se integren en un distrito con la capital antioqueña.



Según le dijo Quintero al diario El Colombiano, en 2032 debería existir un solo mandatario para los hoy 10 municipios (Medellín, Caldas, La Estrella, Sabaneta, Itagüí, Envigado, Bello, Copacabana, Girardota y Barbosa).

La manifestación de Quintero tiene que ver con un proyecto de reforma constitucional que se tramita en el Congreso para otorgarle a Medellín la calidad de Distrito Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación, iniciativa radicada el 20 de julio por la bancada uribista y que desde el 25 de noviembre cuenta con ponencia positiva que preparó la representante por Antioquia, Margarita Restrepo, del Centro Democrático, para que la Comisión Primera de la Cámara le de tercer debate de los ocho que requiere.

Quintero expuso que su idea es que “el distrito no sea solo Medellín, sino todo el Aburrá y que la inclusión de los municipios se dé cuando así lo quieran, después de 2030 o 2032, de modo que tengamos elecciones para el alcalde de la ciudad metropolitana”.

Al cierre de esta edición, solo el alcalde de Envigado, Braulio Espinosa, se había pronunciado en sus redes sociales en respuesta a la pregunta de un internauta, respondiendo que “seguirá siendo autónomo, independiente y respetuoso de los municipios del Valle de Aburrá. Creemos en la cooperación y en la suma de esfuerzos, de igual manera creemos en la autonomía local”.

Distritos

La experiencia muestra que a los alcaldes no les suena eso de que haya un solo mandatario para varios municipios asociados.



Quintero no es primer alcalde de una ciudad núcleo de área metropolitana que quiere dar el paso a distrito, lo que (aunque el mandatario medellinense quiera ponerlo de otra manera) en la práctica implica absorber a los demás.

En 2013, el entonces alcalde de Bucaramanga, Luis Francisco Bohórquez, se mostró interesado en transformar el área metropolitana que integra la capital santandereana con Floridablanca, Girón y Piedecuesta, en el Distrito Metropolitano de Bucaramanga. “No cuatro municipios, sino una ciudad importante, organizada, planificada, y por supuesto, con mejor calidad de vida para sus habitantes”, dijo entonces.

En 2016, la propuesta vino del entonces representante por Santander, Fredy Anaya, de Opción Ciudadana (aunque el año pasado fue candidato a la Alcaldía de Bucaramanga de la Coalición Bucaramanga Emprendedora, integrada por el Partido Conservador y Cambio Radical), quien en su momento manifestó que “esto es una necesidad, porque hoy tenemos cuatro secretarías de cada área, cuatro direcciones de tránsito, y todos están sometidos a un régimen diferente. Por ejemplo, el impuesto predial en cada lugar es de distinto valor, y ¿con qué razón? Hoy, las incoherencias nos permiten tener más de 70 concejales para regir más de un millón de habitantes del área, cuando Bogotá tiene más de siete millones y tiene 45 concejales, ¿cuánto le está costando esto a la ciudad?”.

Aunque en el caso de Medellín hay en trámite un proyecto de acto legislativo, la Ley 1625 de 2013, “por la cual se deroga la Ley Orgánica 128 de 1994 y se expide el Régimen para las Áreas Metropolitanas”, prevé en su artículo 35 que “las áreas metropolitanas podrán convertirse en distritos, si así lo aprueban en consulta popular los ciudadanos residentes en dicha área por mayoría de votos en cada uno de los municipios que la conforman, y siempre que participen en las mismas, al menos la cuarta parte de los ciudadanos inscritos en el censo electoral”.



“En este caso, los municipios integrantes del área metropolitana desaparecerán como entidades territoriales y quedarán sujetos a las normas constitucionales y legales vigentes para las localidades, de conformidad con el régimen que a ella se aplica en el Distrito Capital de Bogotá”, precisa el artículo, añadiendo que “tendrán iniciativa para promover su creación los alcaldes de los municipios que hacen parte del área metropolitana, la tercera parte de los concejales de dichos municipios, o el 10% de los ciudadanos que integran el censo electoral totalizados de los mismos municipios”.

Descentralización

Siendo ministro del Interior, Fernando Carrillo sostuvo que “el régimen de áreas metropolitanas es una gran oportunidad para quitarle el freno de mano a la descentralización y se constituye como el punto de partida de un mejor futuro para todos los colombianos”.

Sin embargo, el temor de los municipios más pequeños es terminar siendo absorbidos por la ciudad núcleo, por lo que siempre buscan garantizar que eso no ocurra. En otras palabras, impedir que la búsqueda de mayor descentralización en lugar de darles les quite autonomía.

La desconfianza es lo que muchas veces obstaculiza procesos asociativos, como ocurrió el año pasado, cuando la Ley Orgánica 1993 de 2019 modificó el artículo 8 de la Ley 1625 de 2013, “reduciendo el porcentaje de participación a un cinco por ciento para aprobar la conformación de las áreas metropolitanas”.

Los primeros interesados en ese cambio eran los promotores del Área Metropolitana del Oriente Antioqueño, proceso que finalmente no se concretó, pero que sigue en la agenda, mientras se erigió entre tanto el proyecto de establecer una alianza denominada Gran Provincia del Oriente Antioqueño con nueve municipios: La Ceja del Tambo, El Retiro, Rionegro, El Carmen de Viboral, El Santuario, Guarne, Marinilla, Sonsón y La Unión.



Ahora los alcaldes de estos municipios están empezando un nuevo camino de asociación, luego que sus antecesores aplazaran la posibilidad de convertirse en área metropolitana, precisamente por la suspicacia que les generó el afán de algunos dirigentes antioqueños por dar ese paso.

Desarrollo

Por otra parte, que Medellín sea distrito no impide que siga operando el Área Metropolitana del Valle de Aburrá. El artículo 36 de la Ley 1625 permite que los distritos especiales puedan “organizarse como áreas metropolitanas, siempre que existan unas relaciones físicas, sociales y económicas que den lugar al conjunto de dicha característica y coordinar el desarrollo del espacio territorial integrado por medio de la racionalización de la prestación de sus servicios y la ejecución de obras de interés metropolitano”.

A su vez, el artículo 39 previó que la ley definiera “las reglas especiales a las que se sujetaría la conformación de un área metropolitana entre Bogotá y los municipios colindantes del departamento de Cundinamarca”, lo que se materializó en el Acto Legislativo 02 de 2020 que en julio, modificando el artículo 325 de la Constitución, creó la Región Metropolitana Bogotá – Cundinamarca.

Entre tanto, precisamente ayer en la Comisión Primera del Senado se hizo un foro sobre el proyecto de ley orgánica que crea la categoría municipal de ciudades capitales, iniciativa que el 12 de octubre fue aprobada en segundo debate por la plenaria de la Cámara con la expectativa de fortalecer la descentralización administrativa al asumir estas entidades algunas funciones que tiene la Nación.

Respecto a esta propuesta que genera mecanismos adicionales para avanzar en el desarrollo de los entes territoriales, persisten algunas dudas acerca de si este régimen termine afectando a los demás municipios que no harían parte por, entre otras cosas, una eventual recentralización de los recursos.

La propuesta de la bancada de Cambio Radical cobija a las 32 cabezas de departamento con un régimen diferenciado, reconociéndolas como epicentro de desarrollo territorial, estableciendo herramientas para el ejercicio de sus competencias a partir de la materialización del principio de descentralización administrativa y colaboración armónica.

La delegación de competencias a las ciudades capitales se daría a partir de un procedimiento regulado en donde la figura proceda previo el cumplimiento de los requisitos establecidos en la ley y un proceso de concertación entre las entidades involucradas.



Se destaca que la iniciativa para la delegación de competencias proviene de la ciudad capital y no de la Nación, con lo cual se pretende incentivar la puesta en práctica de la figura.