Johnson hará realidad el Brexit | El Nuevo Siglo
Foto archivo
Jueves, 12 de Diciembre de 2019
Pablo Uribe Ruan
El Partido Conservador logró una victoria holgada en las elecciones generales del Reino Unido, según los resultados a boca de urna que le dan más de 380 escaños en el Parlamento. De confirmarse, se trataría del mayor triunfo de la colectividad desde Thatcher y de la peor derrota laborista desde 1935. Hoy se conocen los datos oficiales

_______________________________

Por Pablo Uribe Ruan

Corresponsal de El Nuevo Siglo en Reino Unido

Boris Johnson logró el mejor resultado del Partido Conservador desde 1987 en las elecciones generales del Reino Unido y sepultó cualquier aspiración electoral del laborista Jeremy Corbyn. Ayer, bajo la llovizna permanente de un invierno que no empieza, el Primer Ministro conservador consiguió una mayoría de 86 sillas, según los resultados a boca de urna al cierre esta edición (1:30 A.M. Reino Unido).

Los conservadores lograrían entre 380 y 386 escaños de 650 en el Parlamento inglés, de acuerdo con los resultados a boca de urna. Para lograr una mayoría absoluta, Johnson necesitaba 322, que habría conseguido holgadamente por lo que no estaría obligado a hacer concesión política alguna, salvo darle alguna participación en su gobierno al Brexit Party, un ala radical liderada por Nigel Farage, quien aunque se distanció de los conservadores, decidió abstenerse esta vez en circuitos electorales donde competía con candidatos ‘tories’ (conservadores).

De confirmarse oficialmente el resultado a lo largo de la mañana de este 13 de diciembre, esta se convertiría en la mayor victoria de los ‘tories’ en más de medio siglo. No lo es tanto por los números, sino por los efectos que este apoyo masivo de los ingleses tiene para llevar a cabo de “de una vez por todas” (lema de campaña) la salida del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit). Sí, el Brexit es un hecho, aunque aún persiste la duda de cuándo efectivamente se materializará.

Bojo

Lo cierto, por ahora, es que Johnson logra ser el cuarto primer ministro conservador consecutivo, un récord que no se veía desde los tiempos de Thatcher, cuando el partido fue apoyado masivamente tras ganar la recuperación económica. Es inevitable, por este motivo, hablar de historia, no en clave anecdótica sino contemporánea, permitiendo decir que Reino Unido en unos años ya no será parte del bloque europeo y el gestor, así como ideólogo de este objetivo, es Boris Johnson.

El muchacho de pelo despelucado a lo britpop de los 90, y hoy de 55 años, rompió con las etiquetas que lo ubicaban como un hombre del establecimiento incapaz de representar una mayoría silenciada por la falta de un acuerdo final con Bruselas. Durante los últimos dos años, Reino Unido vio como Theresa May defendió un acuerdo, volvió a defenderlo y luego, sin más remedio, se retiró de Downing Street (sede de gobierno) con los ojos aguados y, quizá, con las mismas ganas de abrir un restaurante siguiendo a David Cameron para huir de la sombra del Brexit. Mientras, largas discusiones en el Parlamento ambientadas por los gritos de “orden, orden” del excéntrico Jamer Barcow terminaron en un juego retórico sin ninguna conclusión.

Falta ver qué factores explican el éxito de los conservadores en estas elecciones. Sin duda es una victoria, más que del partido, de Johnson. Ya que quemó dos primeros ministros en el intento de llevar a cabo el Brexit y esto, presuntamente, había tenido un efecto negativo a nivel electoral, lo que finalmente no se dio ayer. La campaña de Johnson fue, en estricto sentido, nacionalista. No era raro verlo con una pinta de cerveza, mientras que hora después estaba sirviendo una copa de té en el condado de Kent.

Johnson fue capaz de leer al elector del Brexit e inclusive seducir a otros votantes para que se inclinaran por su partido. Los números confirman esta tendencia. Es posible decir, si se parte de la base que estas elecciones fueron casi exclusivamente sobre el Brexit, que hoy irrestrictamente en Reino Unido hay más votantes pro-Brexit que en 2016, cuando la diferencia entre unos y otros fue de menos del 2%, hoy esta es mucho más holgada y puede llegar a ser de entre 15% y 20%.

Aunque es difícil decirlo, estas elecciones generales también tuvieron otros temas diferentes al Brexit. El cambio de narrativa vino de los Laboristas, quienes, liderados por Jeremy Corbyn, enfocaron la campaña contra los ‘tories’ en la supuesta venta del Servicio Nacional de Salud (NHS, siglas en inglés) a capital privado de Estados Unidos y criticaron las políticas de austeridad conservadoras, que, según ellos, han aumentado la pobreza. “El Servicio Nacional de Salud es una institución que ha sido víctima de las políticas de austeridad de los ‘tories’”, le dijo a EL NUEVO SIGLO Jack Pannel, activista del Partido Laborista. “Han echado médicos, enfermeras por falta de recursos”.

Enfocar la campaña en este aspecto pareció razonable, pero no convenció a la mayoría del electorado británico. En su editorial, The Spectator comentó que las políticas de austeridad de los conservadores han llevado a niveles récord en empleo y lucha contra la desigualdad. Los Laboristas niegan estas cifras. Dicen, por el contrario, que actualmente hay 14 millones de pobres en el país, un aumento considerable en comparación con décadas atrás.

¿Qué se viene?

La victoria de los conservadores le permite a Johnson contar con una mayoría capaz de aprobar un nuevo borrador de salida de la Unión Europea en el Parlamento. La fecha límite para lograr esta aprobación parlamentaria es el 31 de enero, día en el que Primer Ministro debe estar preparado para volver a Bruselas y finalmente firmar el acuerdo de salida en los meses que vienen.

No quiere decir que Reino Unido salga inmediatamente de la Unión Europea. El acuerdo de salida que se firme incluirá obligatoriamente un periodo de transición para negociar el nuevo marco regulatorio comercial entre las dos partes, tema que puede tomar bastante tiempo. Johnson ha dicho que estas negociaciones no se extenderán más de un año; analistas opinan lo contrario. Durante este tiempo, Londres seguirá siendo parte del bloque, lo que significa que continuará actuando bajo las regulaciones europeas sobre comercio, política y migración.