EL NUEVO gobierno −inclinado a la derecha− del presidente francés, Emmanuel Macron, cuyo primer ministro es Michel Barnier, empezó a dar sus primeros pasos esta semana bajo la amenaza de una moción de censura de la izquierda y la voluntad de “influir” de la extrema derecha.
Francia entró en una nueva fase de esta crisis, que Macron provocó al adelantar por sorpresa en junio los comicios legislativos de 2027, cuyo resultado fue una dividida Asamblea Nacional (cámara baja), sin mayorías claras.
Para solventarla, el presidente, que no puede disolver de nuevo la Asamblea hasta julio, nombró dos meses después al conservador Barnier con el encargo de formar un gobierno de “unidad”.
Pero el veterano político de 73 años solo pudo atraer a la alianza de centroderecha de Macron, en el poder desde 2017, y a su propio partido conservador, el hasta ahora opositor Los Republicanos (LR).
Durante el primer consejo de ministros, realizado ayer, Macron llamó al gobierno a mostrar “humildad y espíritu de diálogo”, incluso con los franceses que no votaron por ellos, según varios participantes.
La coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP), que pedía gobernar como primera fuerza en los comicios, ya anunció que presentará una moción de censura contra el nuevo gobierno, que queda a merced de la extrema derecha.
La supervivencia del gobierno de Barnier depende del partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen, que, asumiendo su papel de árbitro, confirmó este lunes que buscará “influir” en el nuevo ejecutivo.
“Vamos a presionarlos para obtener resultados en los temas de seguridad, inmigración, poder adquisitivo. Y si no van en esa dirección, asumiremos nuestras responsabilidades”, advirtió su diputado Sébastien Chenu, en la radio RMC.
“Restablecer el orden”
A nivel político, el perfil del nuevo ministro del Interior, el conservador Bruno Retailleau, cumple este reclamo de línea dura en materia migratoria y de seguridad, que se extiende por varios países de Europa.
“Tengo tres prioridades: restablecer el orden, restablecer el orden, restablecer el orden”, aseguró este lunes Retailleau, cuyo nombramiento causó malestar incluso en la alianza de Macron por sus posiciones próximas a la ultraderecha.
El domingo por la noche, Barnier abogó por controlar “una inmigración que se vuelve a menudo insoportable” e indicó que suprimir la ayuda médica de emergencia a los migrantes en situación irregular “no es un tabú”.
Aunque estos son reclamos tradicionales de la extrema derecha, el partido de Le Pen indicó que esperará a la presentación a inicios de octubre del proyecto de presupuestos para 2025 para decidir si censura el gobierno.
Esta será la prueba de fuego para Barnier, que prometió “controlar las finanzas públicas” de Francia, cuyo déficit y deuda públicos superan los límites de las normas europeas, y mejorar, a su vez, los servicios públicos.
Aunque descartó un aumento generalizado de impuestos, el primer ministro abrió la puerta el domingo a pedir un “mayor esfuerzo” a los contribuyentes más ricos y a las empresas con más beneficios.
“Frustración”
La adopción de una moción de censura rápida sería un revés para Emmanuel Macron, quien rechazó designar como primera ministra a la candidata del NFP, la economista Lucie Castets, en nombre de la “estabilidad institucional”.
Sin embargo, muchos, incluso dentro de su propia alianza, expresaron su incomprensión con la composición del nuevo gobierno, máxime cuando el oficialismo no ganó ninguna de las dos últimas elecciones en Francia.
El gobierno “está claramente escorado a la derecha”, “sigue siendo minoritario en la Asamblea y es acusado de burlarse del resultado de las urnas”, escribió este lunes el reputado diario Le Monde en su editorial.
“Comprendo que los votantes puedan sentirse frustrados por este gobierno que no representa el resultado de las elecciones”, reconoció el exministro ‘macronista’ Roland Lescure, quien defendió no obstante su “legitimidad”.
Más allá de la crisis actual, los diferentes partidos mueven sus fichas de cara a la elección presidencial de 2027, a la que Macron ya no podrá presentarse, con la extrema derecha en posición de fuerza en los sondeos. AFP