Dos años desde la primera cuarentena: ¿cómo le fue a Bogotá? | El Nuevo Siglo
En un comienzo, las calles desoladas y las avenidas vacías del característico tráfico capitalino, fueron motivo de fotos.
Cortesía Alcaldía de Bogotá
Viernes, 18 de Marzo de 2022
Redacción Bogotá

Hoy a la medianoche se cumplen dos años desde que la Administración Distrital impuso, a través del Decreto 090, la primera de varias cuarentenas a las que se sometió la ciudad capital.

Con apenas cinco excepciones para salir, el denominado Simulacro por la vida, que inicialmente iría hasta las 11:59 del lunes 23 de marzo, se extendió dos días más tarde, cuando el sábado el presidente Iván Duque, en una alocución de última hora, a las 7:00 de la noche, decretó la primera cuarentena.

En aquel entonces, en la ciudad capital no había ningún fallecido, la cifra de contagios era de 43 personas, y a nivel nacional había 93 contagiados (cifras del Ministerio de Salud del 18 de marzo de 2020).

Han sido 24 meses y desde ese primer encierro, en la ciudad se han registrado tres picos (el segundo el más severo de todos), un total de 1.763.176 personas contagiadas con covid-19, de las cuales 29.373 han fallecido y otros 1.725.193 se han recuperado de esta enfermedad.

Esta medida, que se impuso prácticamente en todos los Estados del mundo y que incluso países como China siguen aplicando en algunas regiones, ¿qué tan funcional fue en la ciudad capital?

EL NUEVO SIGLO habló con dos epidemiólogos que analizaron el manejo que Bogotá le dio a estos dos años de pandemia y dos conclusiones generales permanecen: la primera es que el manejo general de la pandemia, así como de la posterior vacunación estuvo bien, pero la desatención de algunas enfermedades pasó su cuenta de cobro y ahora el covid-19 es una enfermedad prolongada que traerá secuelas crónicas.

 

Encierros fueron exitosos

De acuerdo con el epidemiólogo y profesor de la Universidad del Rosario Juan Carlos Trillos, con relación a los confinamientos y cuarentenas a partir de marzo de 2020, esta fue una medida necesaria “y se manejaron adecuadamente”.

“En ese momento había escasez de mascarillas respiratorias en todas partes, se enfrentaba un virus y una enfermedad que poco se conocían y era necesario enseñar a las personas, a la población, todas las medidas preventivas, de autocuidado y bioseguridad, lo cual se logró. Los confinamientos salvaron muchas vidas, permitieron que la ciudad y el país se organizaran para hacer frente a la pandemia, permitieron adecuar e incrementar la infraestructura hospitalaria para manejar la emergencia sanitaria y que se evitara un colapso del sistema, lo cual se logró, a diferencia de lo que sucedió en otras partes del mundo”, le dijo a EL NUEVO SIGLO el epidemiólogo Trillos.

Añadió que esta fue una respuesta responsable, adecuada y oportuna para el momento epidemiológico, y que hubo una articulación con otras medidas que fueron de gran utilidad para frenar la circulación viral, restricciones de circulación, rastreos y cercos epidemiológicos, con una rápida repuesta.

Así mismo, refirió que producto de procesos de vigilancia en salud pública, se implementaron posteriormente de forma racional las cuarentenas sectorizadas en la ciudad por grupos, según criterios epidemiológicos y de circulación de las personas en la ciudad. Esto con estrategias como DAR en Bogotá y Prass a nivel nacional.

Todo con un manejo robusto de datos, que podemos observar en SaluData en Bogotá y la página del INS, entre otras fuentes, orientó a la Administración Distrital, y la ciudadanía. Todo con el apoyo de los ciudadanos y los diferentes sectores, que permitieron el uso de la tecnología para continuar actividades laborales y educativas. Hubo un proceso que contempló y articuló lo económico y lo sanitario”, señaló.

 

Un sistema de salud resiliente

Punto aparte, de acuerdo con la médica epidemióloga de la Universidad de los Andes Andrea Ramírez, después de dos años de pandemia al sector epidemiológico le quedaron muchas lecciones, pero aún hay retos importantes, y de hecho resaltó que pese a la velocidad con la que se generó la evidencia científica frente a la infección por el Sars-Cov-2 “hubo mucha incertidumbre con relación a la toma de decisiones en materia de salud pública”.

“Esta incertidumbre hizo que las decisiones cambiaran rápidamente y en el caso de Bogotá la desinfección de superficies, la higiene de los zapatos y ese tipo de cosas que después se desimplementaron, fueron resultado de esa incertidumbre”, advirtió la médica Ramírez.

En una segunda medida, pasados dos años desde que se decretó la primera medida de aislamiento, la epidemióloga Ramírez resaltó que uno de los grandes aciertos a nivel local y nacional fue que el gobierno colombiano sí empoderó a la ciencia y a los tomadores de decisiones que venían del área de la ciencia para que guiaran todas las medidas que se implementaron en salud publica bajo la guía del Instituto Nacional de Salud, e incluso del Comité Epidemiológico de la Alcaldía.

Y eso, de acuerdo con ella, permitió que el sistema de salud se mantuviera a flote, un segundo aspecto que resaltó. “Esta pandemia nos permitió revisar a fondo el sistema de salud, sus retos, la forma en la que se gestiona y se adapta a las diferentes demandas, y el sistema de salud de Bogotá fue muy resiliente a pesar de que lo estresamos bastante y estuviera saturado prácticamente los dos años”.

A este respecto, la médica se refirió no solamente a la alta demanda que de un día para otro se le impuso a las unidades de cuidados intensivos, sino también al cuidado hospitalario, de consulta externa, de urgencias, y eso sin considerar la falta de recurso humano.

“En salud el recurso humano no es infinito y el personal se tuvo que repartir entre el cuidado clínico, el tamizaje de las pruebas y posteriormente la vacunación. Eso tuvo que implementarse a gran escala y pese a ello el personal de la salud tuvo la capacidad de crear nuevos planes de acción y de manejo, estrategias institucionales, y eso dejó demostrada la competencia y capacidades del personal que tenemos, así como la capacidad de adaptarse y expandiese, y eso fue un acierto enorme”, añadió.



Una vacunación exitosa

Otro aspecto que fue resaltado por la epidemióloga Ramírez fue la de la vacunación. Habiendo comenzado en la ciudad de Bogotá el 18 de febrero de 2021 a las 7:00 de la mañana en el Hospital de Kennedy, al cierre de esta edición la ciudad estaba cercana a llegar al 100% de la vacunación plena para el 90% de la población que debe ser vacunada para alcanzar una cobertura útil.

Curiosamente, hoy por hoy, un día antes de que se cumpla un aniversario muy particular, Bogotá está a menos de cinco puntos porcentuales de llegar al 100% de la población vacunada con el esquema completo contra el covid-19 (95%).

En segundo lugar, de acuerdo con la epidemióloga Ramírez, “Bogotá fue un ejemplo exitoso de cómo se pueden implementar estrategias a nivel masivo rápida y eficientemente y este fue un gran acierto y que nos ha permitido tener una muy buena situación epidemiológica”.

No obstante, la médica epidemióloga sí fue clara al advertir que Bogotá fue una de las ciudades que más contagios y fallecimientos tuvo (considerando la proporción poblacional) y que, palabras más palabras menos, no debe bajar la guardia.

“El tapabocas al aire libre ya no se necesita pero hay recelo porque las personas podrían no implementarlo en espacios cerrados, en donde hay altas posibilidades de contagios. Muchos países europeos están viendo un repunte de casos después de la desimplementación de varias medidas y hay que seguir observando”, precisó.

 

Pilas con las enfermedades contagiosas

Pero ¡Ojo! No solamente hay que mantener la guardia con relación al covid-19 sino a otras enfermedades que fueron descuidadas y que representaron un desacierto en materia de salud pública.

“Hay un reto muy importante y es que, pese a que el manejo de la pandemia fue bueno y se hizo todo un despliegue para atender una emergencia de esta magnitud, sí hubo una desatención de las enfermedades crónicas, y más ahora que tenemos un covid-19 prolongado, que es una enfermedad contagiosa con secuelas crónicas y que sabemos que implicará una carga al sistema de salud importante”, finalizó diciendo la epidemióloga Ramírez.