La inacción de la comunidad internacional frente al desangre en Siria está llegando a extremos. Ni las condenas del Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas como tampoco el llamado de la Liga Árabe a Damasco para que cese la arremetida violenta contra los bastiones rebeldes, han dado resultado, mientras la cifra de muertos, heridos, desaparecidos y detenidos aumenta día tras día.