El cierre de 2024 en materia de subastas está rompiendo récords y previsiones. Prueba de ello es lo ocurrido esta semana. De un lado, la pintura "El imperio de la luz", del artista belga René Magritte, realizada en 1954, se vendió el martes por 121 millones de dólares.
Tasada inicialmente por la casa de subastas Christie's, de Nueva York, en 95 millones de dólares, la obra, una de las más icónicas del surrealismo, despertó un interés inusitado de los amantes del arte y en apenas diez minutos la puja se cerró con 121'160.000 dólares.
Las obras de Magritte, quien murió en 1967, se han convertido en una de las más apetecidas por los coleccionistas. De hecho, la pintura rematada hacía parte de la colección privada de la diseñadora y mecenas de origen rumano Mica Ertegun, fallecida a los 97 años en diciembre pasado.
Pero no fue la única sorpresa del mercado. Otra obra icónica, "Standard Station", del pintor estadounidense Ed Ruscha, se vendió por 68,26 millones de dólares, un nuevo récord en subastas para el referente del arte pop.
Entre gustos no hay disgustos y prueba de ello es que una banana pegada a una pared, obra del artista conceptual italiano Maurizio Cattelan, fue comprada por 6,2 millones de dólares por un empresario chinoestadounidense. Esta vez la subasta la realizó la casa Sotheby's, en donde siete compradores compitieron por adquirir la pieza titulada "Comedian", que no es más que un plátano colgado de un muro con ayuda de un gran trozo de cinta adhesiva plateada. Justin Sun, fundador de la plataforma de criptomonedas Tron, fue el comprador.
Lo más raro es que el magnate chino prometió comerse "personalmente la banana como parte de esta experiencia artística única, honrando su lugar tanto en la historia del arte como en la cultura popular".