PESIMISMO LEGISLATIVO (I). No tienen muchas esperanzas en el gobierno Petro sobre lo que será la agenda parlamentaria en lo que resta del mandato. Incluso, voces autorizadas dentro del Pacto Histórico advierten que el "cambio" ya no se hará vía Congreso y que le tocará a la Casa de Nariño acudir a la implementación directa de muchas políticas con base en lo mandado en la Ley Orgánica del Plan de Desarrollo o gobernar por el margen de acción administrativo. Es decir, con decretos, directrices y otras herramientas reglamentarias discrecionales. No se descarta tampoco la opción de declaratoria de estados de emergencia, figuras que le permiten a cualquier gobierno adoptar medidas excepcionales con plazos que se pueden extender hasta nueve meses.
PESIMISMO LEGISLATIVO (II). “… El rumbo de la agenda legislativa sí se puede complicar, en eso hay que ser realistas… Pero esto es igual a lo que le pasa a todo gobierno en la tercera y última parte de su mandato, cuando el Congreso y los partidos empiezan a pensar en la próxima campaña, a medir en términos de coletazos políticos o electorales los efectos de los proyectos y cuando ya ven al titular de la Casa de Nariño de salida... Ahora, nosotros tenemos herramientas para seguir gestionando sin mayor problema... Está el Plan de Desarrollo, que es una ley marco que nos permite adelantar muchas de nuestras políticas sin necesidad de ir al Congreso... Pero también podemos utilizar los estados de emergencia, que están facultados por la Constitución y a los que el gobierno, sea el de Petro o de cualquier otro mandatario, puede acudir siempre y cuando se cumplan los requisitos sobre pertinencia, situaciones sobrevinientes o de extrema afectación del orden político, económico, social e institucional”, le dijo a EL NUEVO SIGLO una alta fuente de la coalición de la centroizquierda.
CABALLITO DE BATALLA (I). La reacción que está tomando el gobierno Petro, y que fue expresada por el jefe de Planeación, Alexánder López, frente a la caída del proyecto de la ley de financiamiento en el Congreso, en el sentido de advertir que los partidos de oposición e independientes atentaron contra la agenda social de la administración, puede que tenga un efecto discursivo inmediato, pero este se irá dilatando con el pasar de los días y después no le servirá al Ejecutivo como tabla salvación para excusar las deficiencias de gestión y resultados. Por lo menos así lo ve un reconocido estratega político, según quien la estrategia gubernamental de acudir al expediente del hundimiento de la reforma tributaria para tratar de ‘justificar’ su baja ejecución e implementación de las promesas electorales del “cambio”, puede terminar siendo un cuchillo de doble filo para la Casa de Nariño.
CABALLITO DE BATALLA (II). "... Ver a todos los ministros, del miércoles para acá, echándole la culpa al Congreso de todas las fallas de gestión y las dificultades para implementar las promesas gubernamentales, cuando en realidad ese proyecto de ley apenas si le daría tres billones de pesos de ingreso directo de recursos y los otros seis serían por la vía de más cupo de endeudamiento, puede tener un efecto búmeran para el petrismo... Primero, porque la gente no se va a comer el cuento de que los incumplimientos tras dos años y medio de mandato se dieron por un solo proyecto que fracasó apenas esta semana y cuando ya en 2022 se le había aprobado la reforma tributaria más alta de la historia... Y segundo, porque se transmite la percepción a la opinión pública de que el gobierno Petro tiene más discurso que fuerza política, contrario a lo que se venía diciendo en las últimas semanas con el avance de varios proyectos de reforma y algunos actos de elección en Senado y Cámara en donde es claro que el Ejecutivo inclinó la balanza a favor de sus candidatos...”, precisó el estratega consultado.
¿SEGUIRÁ OTTY PATIÑO? Luego de que tanto el presidente Petro como el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, confirmaran que en enero habrá una nueva crisis de gabinete, sobre todo después del hundimiento del proyecto de reforma tributaria en el Congreso, las especulaciones en torno a los ministros que saldrían están a la orden del día. Pero el relevo también se extendería a otros altos funcionarios. Por ejemplo, se afirma en los círculos políticos que uno de los posibles cambios, aunque no tiene que ver con los temas de agenda legislativa, sería el del alto comisionado de Paz, Otty Patiño, quien, para nadie es un secreto, tiene muchas resistencias no solo por parte del Eln en la mesa negociación, sino también en las facciones residuales de las Farc que dialogan con el Ejecutivo.
LOS QUE SE VAN A LANZAR. La crisis ministerial de enero, que según lo dicho por el presidente y el ministro Cristo responde a la necesidad de ajustar las cuotas políticas, en especial de aquellos sectores partidistas que se le ‘voltearon’ al Ejecutivo en la votación de la reforma tributaria, también será aprovechada para que los ministros y otros altos funcionarios que planean ser candidatos en las elecciones parlamentarias y presidenciales de 2026 den un paso al costado, tal y como se los ha pedido el propio jefe de Estado semanas atrás.
CUENTA REGRESIVA. Y hablando de renuncias, un reconocido dirigente de movimientos de minorías afrodescendientes les dijo a varios de los líderes sectoriales que ya está agotándose la cuenta regresiva para que la vicepresidenta Francia Márquez o el canciller Luis Gilberto Murillo tomen la decisión de renunciar o quedarse en el gobierno, según evalúen sus posibilidades de ser candidatos presidenciales en el 2026.
FÓRMULA INVIABLE (I). Se le preguntó a un exalto cargo del Ministerio de Hacienda si existía alguna posibilidad de que el gobierno Petro echara para atrás los compromisos de financiación de la Nación para la construcción de la primera línea del metro en la capital del país, sobre todo durante la administración del alcalde Carlos Fernando Galán. “… El margen de decisión del Gobierno en materia presupuestal en Colombia es amplio, no se puede negar. Pero aquí no estamos hablando de una decisión política o discrecional de destinación de recursos, sino de unas obligaciones contractuales contraídas, sobre todo en un proyecto que fue estructurado y tiene participación de la banca multilateral, con porcentajes de pago según avance de obra y certificación de interventorías, y que hoy presenta retrasos muy leves que, por lo mismo, no permiten activar cláusulas que frenen o demoren los compromisos de pago al concesionario constructor…”, dijo.
FÓRMULA INVIABLE (II). La misma fuente agregó que: “… así las cosas, cualquier medida que tome el Ejecutivo respecto al tema de retrasar los pagos del metro de Bogotá seguramente se cae en cinco minutos e, incluso, podría dejar a quienes participen de la misma en la mira de la Procuraduría, la Contraloría e incluso la Fiscalía por un evidente detrimento patrimonial, ya que el concesionario demandaría de inmediato y seguramente perderíamos en un tribunal de arbitramento por incumplir obligaciones contractuales de manera no justificada”.