Reino Unido, “en camino sin retorno hacia la libertad” | El Nuevo Siglo
TRAS tres cuarentenas estrictas y una intensa campaña de vacunación, el premier británico Boris Johnson empezó a levantar las restricciones
Foto archivo AFP
Sábado, 3 de Abril de 2021
Redacción internacional

Como todo el mundo se confinó, se relajó y en poco tiempo vio el fuerte impacto que ello tuvo en la curva epidemiológica. Aprendida la lección, Reino Unido adoptó una estrategia de largo aliento con la que ha logrado mitigar el covid-19 y retomar paulatinamente gran parte de las actividades cotidianas.

Al igual que el resto del planeta, sorprendido por la poderosa irrupción del coronavirus el gobierno británico adoptó los lineamientos sanitarios emitidos por las autoridades mundiales, máxime porque hace un año -por estas calendas- era uno de los países del viejo continente con el mayor número de contagios y decesos por dicha enfermedad.

Acompasando medidas preventivas con investigaciones a los infectados y el impulso a los científicos para el desarrollo de una vacuna, el primer ministro Boris Johnson definió la táctica y la estrategia para enfrentar la emergencia sanitaria por el virus.

Tácticamente, que son las acciones que se van a implementar para lograr un objetivo (ganar la batalla al coronavirus), priorizó las medidas preventivas. En cuanto a la estrategia, a saber, el plan global que agrupa todas las acciones a ejecutar, definió dos frentes: un confinamiento prolongado con etapas de reapertura previa evaluación de las condiciones epidemiológicas y un rápido plan de vacunación, una vez se desarrollaron y aprobaron los biológicos, uno de ellos el desarrollado por la Universidad de Oxford y el laboratorio sueco AstraZeneca.

Con evidencia médico-científica en el sentido de que ante el aumento de casos el Sistema Nacional de Salud podría desbordarse, el 24 de marzo de 2019 Johnson decreta la primera cuarentena obligatoria en todo el Reino Unido, a lo que se había resistido al igual que obligar al uso del tapabocas. Tres días después, el premier da positivo a covid que inclusive lo lleva al hospital y recuperado intensifica su plan sanitario.


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De entonces a hoy el país ha vivido tres cuarentenas (marzo, noviembre y desde enero de este año) y una flexibilización parcial en diciembre. Sin embargo, con motivo de las festividades de fin de año y el inicio de la vacunación (8 de diciembre), hubo una relajación ciudadana lo que llevó a que las cifras se dispararan en enero, cuando en solo dos semanas el número de nuevos casos pasó de 12.000 a 25.000 por día. Entonces se volvió al confinamiento estricto.

Ello, al igual que una campaña acelerada de vacunación, gracias no solo a ser los productores del biológico AstraZeneca, sino con la negociación previa de varios lotes de los de Pfizer, a fin de este marzo se había inmunizado al 60% de su población adulta. Vale anotar que ha marcado diferencia en cuanto a la aplicación de la segunda dosis, que la hace a los tres meses de la primera, diferente al resto del mundo.

Paralelo a esto, las autoridades sanitarias inglesas han realizado un estricto seguimiento a pacientes, recuperados, vacunados y no inmunizados, evidenciando datos muy alentadores.

Según reseña el portal de la BBC, en Escocia se comprobó que tras cuatro semanas de inocularse con la primera dosis, el riesgo de hospitalización se reducía en un 81% y dicho porcentaje aumentaba ligeramente si se analizaban los datos de personas más jóvenes.

A comienzos de este mes, Aziz Sheikh, uno de los líderes de la investigación, aseguró que los resultados eran "muy muy" impresionantes y que tanto la vacuna de Pfizer como la de AstraZeneca estaban funcionando "espectacularmente".

En Inglaterra, por otra parte, los investigadores también analizaron si los vacunados enfermaban, eran ingresados en el hospital o morían dos semanas después de recibir, en este caso, la vacuna de Pfizer. Los análisis concluyeron que las infecciones sintomáticas cayeron un 57%, que se reducía el ingreso hospitalario en un 40% y que el riesgo de muertes en el hospital disminuía en un 56%.


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Agrega el mencionado portal informativo que los investigadores exploraron si la vacuna también ralentizaba la transmisión del virus, una de las incógnitas clave. Para ello, se le realizaron pruebas diagnósticas al personal sanitario cada dos semanas para comprobar si experimentaban síntomas y los resultados arrojaron que en 70% se redujo el riesgo de infectarse.

Otro dato que evidencia que el plan sanitario de Johnson ha funcionado es que Londres, la ciudad con mayor impacto del coronavirus, este 28 de marzo -por segunda vez en el año- no registró ningún fallecido por la enfermedad que desarrolla el virus.

Esas cifras también son alentadoras porque como se sabe Reino Unido se enfrenta, desde comienzos de año, con una nueva variante del virus que se considera un 70% más contagiosa y que fue descubierta al sur del país en viajeros provenientes de Brasil. De allí que se haya denominado la cepa brasileña.

El Plan Johnson

Fue, precisamente, por la aparición de dicha variante y el relajamiento de las vacaciones decembrinas que comenzó la tercera ola de la pandemia en el país y lo que llevó a ordenar la tercera cuarentena nacional estricta, que aparecía en el plan Johnson como una posibilidad y que en esta ocasión tuvo el apoyo político de la oposición.

Ante el cierre de casi todas las actividades, el gobierno extendió las ayudas sociales que venían operando de tiempo atrás (US$3.400 dólares por persona) e instó a un cumplimiento ciudadano de las medidas de autocuidado y bioseguridad para poder, en poco tiempo, flexibilizar paulatinamente las restricciones, lo cual se inició este marzo, previa evaluación del comportamiento de la pandemia.

A finales de febrero, el primer ministro Johnson presentó al país su cronograma de reapertura, que es una desescalada paulatina del confinamiento en varias fases (con espacio de semanas entre cada una) que arrancaron el 8 de marzo y, salvo algún imprevisto o motivo de fuerza mayor deben concluir el 21 de junio, aunque aclarando que alcanzar la normalidad prepandemia tardará meses.

De esta forma, el pasado 8 de marzo las escuelas en Inglaterra reabrieron sus puertas retomando la presencialidad académica con el uso obligatorio del tapabocas para los estudiantes de secundaria y el distanciamiento de un metro entre pupitres.

A comienzos de esta semana levantó la orden de ‘quedarse en casa’, autorizando reuniones de hasta seis personas en lugares abiertos como parques o jardines privados, así como la reapertura de las instalaciones de golf, tenis y piscinas descubiertas pese a las bajas temperaturas del agua.


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El siguiente paso se dará este 12 de abril cuando podrán reabrir las tiendas no esenciales, gimnasios, peluquerías, exteriores de bares y restaurantes, cuyas puertas están cerradas desde octubre, al igual que los interiores de bares, que junto con museos, cines, hoteles, espectáculos y eventos deportivos, que volverán a prestar sus servicios desde el 17 de mayo. Para este último día se tiene previsto levantar la prohibición de viajes al extranjero.

Finalmente, el 21 de junio se tiene previsto levantar todos los límites legales de contacto social y reabrir los sectores de la economía que sigan cerrados, como las salas de baile y ocio nocturno.

El gobierno británico ha sido enfático en señalar que el cumplimiento del cronograma depende del comportamiento del virus, el avance en las vacunas y al respeto ciudadano de las medidas, por lo que instó a no relajarse demasiado. “No queremos reimponer un confinamiento de graves consecuencias económicas y psicológicas”, expresó Johnson esta semana.

Paralelamente, el premier tiene planillado que a más tardar el 31 de julio todos los adultos hayan recibido la primera inmunización. Para ello está previsto que este mes lleguen 17 millones de dosis de Moderna y ultima un acuerdo para envasar los biológicos desarrollados por Novavax.

Inglaterra cerró este marzo con 4.052 nuevos casos diarios y 43 decesos, acumulando un total de 4.345.788 y 127.713, respectivamente.  Y aunque son números grandes no solo son muy inferiores a los registrados en la segunda quincena de enero, sino que se mantienen en marcado descenso.

Todo ello evidencia que la estrategia adoptada en Reino Unido funciona y avanza, lenta pero segura, en el “camino sin retorno hacia la libertad”, como lo definió el premier inglés.