La mandataria interina de Bolivia, Jeanine Áñez, anunció este jueves su retirada de la contienda presidencial a un mes de los comicios, una decisión con la que busca evitar el triunfo del izquierdista Luis Arce, delfín del exgobernante Evo Morales.
"Hoy dejo de lado mi candidatura a la presidencia de Bolivia, para cuidar la democracia", afirmó la mandataria derechista en un mensaje televisado.
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Explicó que tomó la decisión "ante el riesgo de que se divida el voto democrático entre varios candidatos y que a consecuencia de esa división el MAS (Movimiento Al Socialismo, liderado por Morales) acabe ganando la elección" del 18 de octubre.
Rodeada por su candidato a la vicepresidencia, el empresario Samuel Doria Medina, y otros aliados políticos, Áñez llamó a una unidad contra el MAS, cuyo abanderado figura en primer lugar de los sondeos electorales.
"Si no nos unimos, vuelve Morales; si no nos unimos, la democracia pierde; si no nos unimos, la dictadura gana", expresó la mandataria de 53 años.
Áñez abandonó la carrera electoral un día después de divulgarse una encuesta nacional de la fundación católica Jubileo que le asignaba el cuarto lugar, con apenas el 7% de la intención de voto.
Estaba por debajo de Arce (29,2%), del expresidente Carlos Mesa (19%) y del líder cívico regional Luis Fernando Camacho (10,4%), sin posibilidad de ganar ni de pasar a una eventual segunda vuelta.
Morales reaccionó desde su exilio en Argentina. "Como lo habíamos advertido, Áñez renunció a su fallida candidatura con una doble traición a sus militantes y candidatos. Hace mucho que estaba decidida, solo faltaba negociar su impunidad" por los supuestos actos de corrupción de su gobierno, escribió en Twitter.
Áñez asumió el mando en noviembre de 2019, tras la renuncia de Morales por una fuerte convulsión social.
Prometió dirigir un gobierno de transición con el fin de convocar a nuevas elecciones en 2020, pero en enero anunció su postulación, decisión que fue muy criticada por sus adversarios y algunos aliados.
Alianzas anti-MAS
Tras el anuncio de Áñez, inmediatamente surgieron versiones de que había abierto un canal de negociación con Mesa para formar un bloque que frene al MAS en las urnas.
El exgobernante dijo en Twitter que está "siempre dispuesto al diálogo".
"La decisión de cerrarle el paso al MAS y abrir una nueva etapa donde primero esté la gente siempre será del pueblo boliviano", escribió Mesa, quien valoró la decisión de Áñez, aunque la ha criticado por el manejo de la pandemia y la crisis económica.
El ministro de Obras Públicas, Iván Arias, señaló "que nada está cerrado", en alusión a eventuales negociaciones políticas, pero dijo que "lo importante era dar este primer paso" de la dimisión.
La vocera del MAS, Marianela Paco, señaló en tono de molestia que la dimisión "está en función al libreto que ha diseñado la derecha boliviana que tiene que ver con alianzas en torno al odio, en contra del único partido del pueblo".
Acotó que Arce, en caso de ser elegido, trabajará para solucionar los problemas de los bolivianos, tanto económicos como sanitarios.
Dudas legales
Tras el anuncio de la mandataria, surgieron dudas sobre si su dimisión era válida, pues el Tribunal Supremo Electoral (TSE) está en proceso de impresión de las papeletas de voto para unos 7,3 millones de electores.
Además, el partido de Áñez, Juntos, tiene inscritos a candidatos a senadores y diputados.
Una fuente del TSE dijo que lo que por ahora procede es que la mandataria formalice su renuncia y que los magistrados del órgano electoral emitirán una resolución.
Las elecciones presidenciales y legislativas de este año, que fueron postergadas tres veces por la pandemia, reemplazan los cuestionados comicios de octubre de 2019, que derivaron en protestas que condujeron a la renuncia de Morales.