La película ‘As bestas’, que se encuentra en la cartelera de Cine Colombia, lleva varios días dándome vueltas en la cabeza. Narra la historia de Antoine y Olga una pareja de franceses que se instala en un bello paraje gallego con la idea de tener una granja ecológica; un viejo sueño que quieren realizar, siendo ya abuelos.
La aldea se ha ido quedando sin pobladores, no hay niños ni oportunidades que ofrecer a los jóvenes; no hay futuro. En contraste, Antoine y Olga encuentran esperanza donde los demás ven desolación. Llegan con libros e ideas nuevas sobre cómo cultivar, instalan paneles solares y, en sus ratos libres, restauran casas abandonadas que dejan a disposición de la comunidad, pues creen que esto va a ayudar a repoblar el lugar.
A pesar del choque cultural, la pareja logra tejer amistad con algunas personas del lugar y, al cabo de un tiempo, los productos de su granja empiezan a ser valorados en el mercado del pueblo. El conflicto grande surge cuando una empresa ofrece comprar todas las tierras de la aldea para instalar un parque eólico. Los vecinos ven en la venta la oportunidad de marcharse de aquel sitio, pero Antoine y Olga no lo ven así. Se niegan a vender, no quieren desistir de su sueño y, además, consideran que la empresa está engañando a la comunidad, pues la oferta no responde al valor de los terrenos. La tensión entre los vecinos y la pareja crece a lo largo de la película hasta desatar la tragedia.
Esta es una película sobre la complejidad de los conflictos, sobre cómo cada parte tiene algo de razón y sobre la necesidad de ponerse, por un momento, en el lugar de los otros para entender esas razones profundas; así no se compartan. También es un relato sobre el amor infinito que se tienen Olga y Antoine; y sobre la justicia y el perdón, en tanto mecanismos para detener la venganza y romper el círculo vicioso de la violencia.
Al final, en la película y en la vida real, después de que se ha destruido todo, los que quedan deben continuar la vida juntos, sean víctimas o victimarios, o ambas cosas a la vez. La justicia y el perdón hacen posible la reconciliación; la una es institucional y el otro habita en el fuero más íntimo de los individuos; pero ambos son condición de posibilidad de un futuro compartido, en paz.
Dirigida por Rodrigo Sorogoyen, ‘As bestas’ ha sido galardonada con 57 premios, entre ellos 9 premios Goya. En estos tiempos de odios, violencias y venganzas, esta es una película que tiene mucho que decirnos. “Quedamos nosotras, ¿qué hacemos?”, le pregunta Olga a su vecina, sabiendo que la vida sigue y que tendrán que continuar viviendo una al lado de la otra. Es imposible no pensar en los conflictos personales, en los del país y en los del mundo; tal vez sea esto lo que hace de ‘As bestas’ una gran película. Quedamos nosotros, ¿qué hacemos?
@tatianaduplat