Diego Arango Osorio | El Nuevo Siglo
Jueves, 30 de Junio de 2016

FRENTE AMPLIO DE RECONSTRUCCION COLOMBIANA, FARC

El paso de las armas a la política

 

CON todo desparpajo este grupo guerrillero que opera desde hace 53 años en el país y que se ha caracterizado por el catalogo más grande de delitos, desde los crímenes en toda modalidad, robo, corrupción, asaltos, atentados, secuestro, extorsión, boleteo, vacunas, contrabando, tráfico de armas, narcotráfico, minería ilegal, terrorismo, destrucciones ecológicas, desplazamiento forzado, y algunos otros que se me escapan, proponen ser los reconstructores de Colombia ingresando heroicamente a la vida civil, mediante la firma del acuerdo de paz con el Gobierno del presidente Santos.

 

Este anuncio, que debería ser celebrado por los colombianos con todo júbilo así como cuando la selección Colombia gana un partido, pasó sin pena ni gloria en la población. No se oyeron pitos ni vítores, pues más de medio siglo de barbaries cometidas por esta gente, opacan cualquier despliegue de alegría.

 

Pero la realidad es que el proceso de paz con las Farc ha avanzado, se establecieron las reglas de reinserción, los lugares de confinamiento que serán al aire libre en campamentos de cuatro hectáreas que harán de especie de prisión, donde ellos mantendrán sus armas y uniformes, hasta las fechas acordadas para la entrega a unos delegados de la ONU para ser fundidas.

 

Ahora viene el plebiscito que busca refrendar este acuerdo y como están las encuestas el SÍ será el triunfador, pues a la pregunta de si se quiere la paz, la mayoría de la gente dirá que SÍ aun con la campaña de la oposición para el NO.

 

Pero después de seis meses vendrá la realidad de este acuerdo, el llamado posconflicto, la ubicación de esta gente y la participación política de sus jefes. Y así surge el Frente Amplio de Reconstrucción Colombiana, Farc, eso nos irrita a muchos, pues con todo cinismo llevan esa propuesta al país. Pero es preferible tener a esa gente echando discursos mamertos que continuando con esa cadena de delitos que nos azotaron por cinco décadas.

 

Se siente rabia, pero los conflictos terminan así y más cuando el Estado no logró vencerlos en la guerra. Habrá impunidad, no habrá reparación y menos perdón. Pero acabar ese flagelo es un gran avance. La inversión internacional y los capitales fugados retornarán, el país sí progresará, es indudable, pero el delito continuará con las bacrim y otros grupos criminales que broten.

 

Siento escepticismo y poca alegría, pero creo que ha valido la pena. El presidente Santos pasará a la historia, quien sabe cuánto dure el efecto y el expresidente Uribe y su partido también, porque han tenido el coraje de oponerse constructivamente para evitar un mal peor. ” ¡Bienvenida la Paz!”

arangodiego@hotmail.com