Qué diferencia tan grande la que hay entre la actitud del Alcalde de Medellín y la Alcaldesa de Bogotá con relación a las medidas decretadas por el Gobierna Nacional.
Mientras que la Alcaldesa de Bogotá, Claudia López, salió a decir que no era posible poner en práctica las medidas de reactivación de los sectores de construcción y manufacturas porque la Alcaldía de Bogotá no había tenido tiempo para implementar los protocolos sanitarios y el registro de las empresas que iniciarían sus trabajos, generando un gran desconcierto en estos sectores de la actividad económica en la capital de la República, en Medellín el Alcalde Daniel Quintero salió muy contento y dio inicio en esta ciudad al restablecimiento de la economía, en concordancia con las decisiones del Gobierno nacional, con todas las medidas de protocolo e incluso de inteligencia artificial que permiten el control de los trabajadores y las empresas.
El Alcalde Quintero comentó que en su ciudad se actuaba en procura de salvar la vida de las personas y la estructura económica que permita el trabajo de las mismas y que para ello actuaba de manera coordinada con las autoridades nacionales, el señor Presidente de la Republica, la academia, los empresarios, los dirigentes gremiales y las fuerzas vivas y líderes de su ciudad.
También vio la opinión pública cómo los Alcaldes y Gobernadores de la costa Atlántica, como de muchos de las otras zonas de Colombia, coordinaban los registros y los controles de los protocolos de salud para que los sectores autorizados por el Gobierno nacional empezaran sus labores y así también dinamizar las economía regionales.
Y es que estas acciones de Gobierno son necesarias, pues necesitamos salvar las vidas de la personas pero reactivando las actividades económicas que permitan también que la economía no se muera, pues de lo contrario, la gente también moriría ya no de coronavirus sino de hambre, a pesar de los esfuerzos del Gobierno para llegar con auxilios económicos y mercados a las familias más pobres del país.
Las autoridades no sólo deben cumplir con el juramento que hicieron al tomar posesión de sus cargos respecto del cumplimiento de sus deberes, la Constitución y las leyes, sino también dar ejemplo a sus gobernados. Por esta razón, es incomprensible cómo la alcaldesa de Bogotá violó no sólo las normas de carácter nacional al no acatar la apertura de ciertos sectores de la economía, bajo el pretexto que no habían tenido el tiempo suficiente para alistarse, sino que también violó como ciudadana aquellas normas que expidió como alcaldesa y sobre las cuáles le pidió a los bogotanos estricto cumplimiento.
¿Cuál es la autoridad moral de un Alcalde que predica y castiga el incumplimiento pero no cumple, ni lidera con el ejemplo? No basta con pedir perdón por la falta cometida y decir que recibieron un comparendo ciudadano. Es que además violaron como empleados públicos sus funciones y dieron mal ejemplo a la ciudadanía por lo que deben recibir una sanción disciplinaria, para lo cual la Procuraduría General de la Nación, debería ya haber asumido la investigación respectiva, ya que es a esa entidad a la que le corresponde ejercer el control administrativo de las malas acciones de los servidores públicos. Esto, sin hablar de la credibilidad que destrozó con su irresponsabilidad como funcionaria pública.
Colombia no será la misma después del coronavirus, pero si la gente en semejante crisis de la pandemia viola las normas e incluso hay Alcaldes y funcionarios que han aprovechado para delinquir, contratado mercados por valores distintos para cobrar comisiones, también deberíamos ponernos de acuerdo para que los castigos sean no solo ejemplarizantes sino mayores.