Hay tormenta de aguas sucias en Hollywood. Se ha destapado una cloaca que todos sabían que existía, pero nadie se atrevía a abrir.
La industria del cine y entretenimiento se había hecho, hasta ahora, “la de la vista gorda” y con gran hipocresía y duplicidad escondía su inmundicia debajo de las alfombras rojas desplegadas en las pasarelas de sus extravagantes eventos.
Muchas de las más destacadas artistas, que por años hemos visto desfilar sonrientes y triunfadoras por esas alfombras, en pomposas premiaciones e inauguraciones, hoy confiesan que fueron, de una u otra manera, irrespetadas, acosadas u abusadas sexualmente por algún director, productor o agente durante su ascenso a la fama y a los premios.
Desde el destape del escándalo del poderoso magnate de cine Harvey Weinstein, quien constante acosaba o abusaba sexualmente a las aspirantes a ser artistas de cine o modelos que pasaban por su oficina, Hollywood, hipócritamente, se ha declarado ¡sorprendido! Y avergonzado de algo que siempre ha sido bien conocido y aceptado en el medio.
Hoy llueven acusaciones sobre directores y encubridores por sus permanentes acosos, violaciones sexuales y connivencia. Pero, ¿acaso alguien lo ignoraba? Cada día descubrimos que el abuso y la complicidad eran generalizados; un vergonzoso “yo sabía, pero no dije nada”, compromete a la mayoría en Hollywood.
Como van las cosas, es claro que todos sabían que para llegar al estrellato había que exponerse y aceptar toda clase de improperios sexuales de los poderosos dueños del territorio. ¿Cuántas se prestaron a este proceso por avanzar en sus carreras?
Este encubrimiento, este pacto de silencio y aguante, de “no mover el bote porque de pronto se hunde”, es lo peor del asunto. Sobre todo en un país donde se supone que los derechos de la mujer son tan respetados.
Hoy, llueven reproches y condenas, (muy merecidos, pero tardíos), contra Weinstein y muchos más abusadores. Artistas de la talla de Angelina Jolie y Gwyneth Paltrow, han declarado que hace años, cuando eran solo jóvenes aspirantes a ser estrellas de cine, tuvieron que aguantar acoso y manoseo del asqueroso Weinstein.
Pero ¿por qué estas importantes artistas no dijeron nada antes? Ambas estaban lejos de ser indefensas jovencitas. Jolie, es hija del importante artista de cine John Voight y de Marcheline Bertran y Paltrow, del director de cine y televisión Bruce Paltrow y la actriz Blythe Donner. ¿Así, qué porque callaron por décadas? Eso nos debe molestar de sobremanera.
¿Fue este hombre realmente tan omnipotente? Parece que causaba tanto terror que logró acallar completamente a hombres y mujeres por puro miedo, como lo logran los peores dictadores.
O quizá, lo que existe es una tácita aceptación, generalizada, de que con el cuerpo de la mujer y sus sentimientos está bien jugar y, desgraciadamente, las víctimas con su silencio lo permiten. Claro, no es fácil acusar cuando hay miedo.
Lo peor es que este abuso contra la mujer es algo que ocurre en todas partes, no solo en Hollywood. Igual sucede, en la política, industria, arte, en cualquier lugar donde un hombre tiene suficiente acumulación de poder para intimidar a sus subalternos y salirse con la suya. Recordemos los excesos del Presidente Clinton con Mónica Lewinsky.
Ya es tiempo de que lo que tanto se predica, se imponga. La mujer debe exigir respeto e igualdad sin excusas y sin miedo.