Tenemos que abrir los ojos con lo que está sucediendo en el Ecuador. Y, sobre todo, con lo que va a acontecer allí en los días venideros.
El ajuste en los precios de los combustibles, violento por lo demás (cerca del 80%) que ha decretado el gobierno de Lenin Moreno en desarrollo de los acuerdos con el FMI, ha despertado la furia ciudadana y de transportadores. Pero sobre todo la de la comunidad indígena que es mucho más fuerte y mejor organizada que la de Colombia.
No me sorprendería entonces que, por osmosis, veamos en las semanas venideras una conflictividad social exacerbada en Colombia, a imagen y semejanza de la que está despertándose en el Ecuador.
Así las cosas uno se pregunta si es prudente pretender reglamentar la protesta social en nuestro país - como algunos lo están proponiendo- a esta altura del paseo.
Pues de dos cosas una: ¿dicha reglamentación sería para reforzar y hacer más vigorosa la acción del Esmad, o para regularla y ponerle bozal a las fuerzas antimotines?
Si es lo primero, ¿Qué es lo que se buscaría? ¿Acaso las facultades que hoy tiene el Esmad no son suficientes si son bien comandadas? ¿Faltan normas para que su acción sea efectiva? ¿O falta comando y eficiencia?
Por ejemplo, se informó que cuando se dio el vandálico ataque a las oficinas del Icetex tardaron más de media hora en llegar los efectivos del Esmad. ¿Falta de normas? ¿O falta de comando eficaz? ¿Es con una nueva reglamentación de la protesta social como va a enmendarse este tipo de errores?
Y si lo segundo, ¿se piensa restringir y atar las manos del Esmad para reprimir motines e impedir el bloqueo de vías, cosa que ya está prohibido por la ley? Sería gravísimo.
En vez de reglamentar o cambiar el estatuto del Esmad, habría es que hacer cumplir con rigor sus reglamentos vigentes. Los colombianos somos muy dados a creer que cambiando leyes epilépticamente vamos a solucionar los problemas reales. Y no es así.
Si en un momento determinado el Esmad o alguno de sus agentes cometen excesos, las normas actuales permiten sancionar drásticamente a quienes actúan extralimitándose. Pero para eso no se requiere cambiar la ley ni el reglamento.
Antes que cambiar las normas que rigen la actuación del Esmad, habría más bien que reglamentar las consultas que tienen paralizadas las políticas públicas en Colombia. Y sobre esto no se ha hecho nada. El gobierno lleva patinando sobre este tema hace varios años.
Alguna vez le pregunté al Presidente Rafael Correa cómo manejaban el tema de las consultas internas en el Ecuador y al mismo tiempo habían logrado esa estupenda red de carreteras que existe en el vecino país. Y me dijo: “acá si existen las consultas, pero yo no me dejo paralizar la construcción de ninguna vía con una consulta. ¡Qué diferencia con lo que existe entre nosotros!
La reglamentación de la protesta social y del Esmad es asunto bien delicado. Recuerdo que cuando las negociaciones que tuvimos en el Ecuador con el Eln se dio el ataque contra el Esmad en el barrio de la Macarena que custodiaba la entrada a la plaza de toros en Bogotá. Hubo un muerto y varios heridos por la bomba asesina del Eln. De este episodio quedó muy claro que una de las metas principales de este grupo era acabar con el Esmad, comenzando por socavar su credibilidad.
Mucho ojo pues con lo que está pasando en Ecuador y, sobre todo, con lo que puede venirnos de allí en los días venideros.