Monseñor Israel Bravo, obispo de Tibú, Norte de Santander, dijo que la Iglesia está dispuesta a participar en los diálogos de paz. Expresó el prelado que todo lo que lleve a silenciar las armas hay que hacerlo.
EL NUEVO SIGLO: ¿Qué se espera con reapertura de la frontera?
ISRAEL BRAVO: . La frontera realmente no ha estado cerrada, la gente se ha seguido moviendo por trochas, de manera un poco irregular. Creo que la reactivación le favorecerá al comercio, favorecerá a las personas que han tratado de seguir adelante con sus vidas y mantener sus empresas, se reactivará con mucho más músculos, con mucha más entrega, con mucha más fuerza, y no creo que sea inmediatamente como el gobierno mismo ha dicho, será un proceso y habrá cosas en que tendrán que ponerse acuerdo, pero hay gran esperanza, siento yo, para todos frente a esa reapertura.
ENS: ¿Qué beneficios le trae al departamento?
IB: Creo que el departamento logra reactivar toda su parte comercial de manera más organizada y más regular, institucionalizada y creo que se reactivaría también el empleo, no solamente para la frontera sino para todo el país, porque lo que yo conozco es que esta zona fronteriza era lugar muy activo, esos puentes internacionales eran sitios por donde entraba todo tipo de mercancías al vecino país.
ENS: ¿Y el tema de seguridad?
IB: Esa es una frontera muy porosa, la gente dice que hay mucho control de fuerzas irregulares, de grupos al margen de la ley, que son los que han ido manteniendo como el control. Lo que veo yo es que la gente no se ha dejado limitar por los gobiernos que han dicho que la frontera estaba con ciertas limitantes, puesto que estos son dos países hermanos, que siempre se han necesitado y se han dado la mano y han buscado siempre los mecanismos para subsistir.
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ENS: ¿Cómo ve un proceso de paz con el Eln?
IB: Veo con esperanza el hecho de que nos podamos sentar a dialogar. Darle más balas a esta situación no trae ninguna solución, no llega a ninguna parte que nos matemos. En el libro del Eclesiástico hay una frase que dice que es mejor la palabra que las armas, es como el lema del Arzobispado y eso es como la gran esperanza para el territorio. Esta es una zona que no solamente tiene el problema de los grupos al margen de la ley, sino que también tiene una fuerte presencia de cultivos ilícitos y creo que el nuevo gobierno deberá generar una gran tranquilidad y una gran propuesta para esta región que vive una fuerte ausencia del Estado.
ENS: ¿Participará en los diálogos regionales de paz?
IB: En todo lo que sirva para la construcción de la paz la Iglesia está dispuesta a ayudar, porque nuestra apuesta es una apuesta por la paz, nuestra vida es ser unos artesanos de la paz y lo que podamos colaborar vamos a estar atentos y en la medida que podamos silenciar las armas y entendernos y conocernos como seres humanos.