Doce especies animales nuevas para la ciencia han sido identificadas en las profundidades del Atlántico Norte durante cinco años de estudio por el Proyecto ATLAS financiado por la UE.
Se trata de algas, moluscos y corales desconocidas porque el fondo marino está muy inexplorado, y podrían estar amenazados por el cambio climático, en particular por la acidificación resultado de la mayor absorción de CO2 por el océano.
Los científicos descubrieron además un campo de emisiones termales del fondo marino en las Azores. Los campos hidrotermales son áreas importantes de productividad biológica relativamente alta que albergan comunidades complejas en medio del vasto océano profundo.
El profesor George Wolff, un químico oceánico de la Universidad de Liverpool que participó en el proyecto, señaló: "Todavía podemos decir que tenemos mejores mapas de la superficie de la Luna y Marte que del fondo del mar. Así que siempre que vas a las profundidades del océano, encuentras algo nuevo, no solo especies individuales, sino ecosistemas completos".
El profesor Murray Roberts de la Universidad de Edimburgo, que dirigió el proyecto Atlas, dijo a BBC News que casi cinco años de exploración e investigación habían revelado algunos "lugares especiales" en el océano y habían descubierto "cómo funcionan".
"Encontramos comunidades enteras formadas por esponjas o corales de aguas profundas que forman las ciudades de las profundidades marinas", explicó. "Son sustento de la vida. Así que los peces realmente importantes utilizan estos lugares como zonas de desove".
Si son dañadas por usos humanos destructivos, esos peces no tienen dónde desovar y la función de todos esos ecosistemas se pierde para las generaciones futuras, comentó.
El proyecto ATLAS involucró a investigadores de 13 países alrededor del Atlántico, combinando el estudio de la química y la física del océano, así como el descubrimiento biológico, para averiguar cómo está cambiando el entorno oceánico a medida que el mundo se calienta y los humanos explotan más las profundidades marinas para la pesca y la extracción de minerales.
Las corrientes se están ralentizando
El estudio de las corrientes oceánicas y las deposiciones de fósiles en el lecho marino reveló que las principales corrientes en el Atlántico norte se han ralentizado drásticamente en respuesta al cambio climático.
"Las implicaciones de eso son complicadas, pero potencialmente se están reduciendo las conexiones entre los ecosistemas", explicó el profesor Roberts, porque las corrientes oceánicas son las carreteras que unen diferentes hábitats en la inmensidad de las profundidades del océano.