El primer frente de batalla en la incansable lucha por salvar la vida de los pacientes con Covid-19 sin duda han sido los médicos en todos sus niveles. Desde el que recibe a la persona para realizarle el denominado Triage hasta el que lo monitorea constantemente en las Unidades de Cuidado Intensivo, los llamados intensivistas.
Ante un desconocido enemigo con alto poder de contagio y letalidad, el personal médico colombiano no solo ha estado laborando 24/7 desde el inicio de la pandemia, sino que decenas de ellos perdieron la vida en esa lucha.
El temor a contagiarse, sin embargo, no ha sido impedimento para que con todas las medidas de protección se dediquen a su profesión y al cumplimiento de su juramento hipocrático, ese del que se habla pero poco se conoce. Este reza: "En el momento de ser admitido entre los miembros de la profesión médica, me comprometo solemnemente a consagrar mi vida al servicio de la humanidad. Conservaré a mis maestros el respeto y el reconocimiento a que son acreedores. Desempeñaré mi arte con conciencia y dignidad. La salud y la vida de mi enfermo será la primera de mis preocupaciones. Respetaré el secreto de quien haya confiado en mí. Mantendré en toda la medida de mis medios, el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica. Mis colegas serán mis hermanos. No permitiré que entre mi deber y mi enfermo vengan a interponerse consideraciones de religión, de nacionalidad, de raza, de partido o de clase. Tendré absoluto respeto por la vida humana, desde su concepción. Aún bajo amenazas no admitiré utilizar mis conocimientos médicos contra las leyes de la humanidad. Hago estas promesas solemnemente, libremente, por mi honor".
Es evidente que los médicos en todo el mundo lo han cumplido durante esta pandemia. Así se ha observado a través de los medios de comunicación, la internet y las redes sociales. Su tradicional uniforme generalmente no se ve porque deben estar ataviados de varios elementos de protección. Sin embargo, a través de sus ojos, la única parte visible en medio de esa armadura anti-Covid se ha visto reflejado no solo el inevitable cansancio por las largas jornadas de servicio sino también la pasión con que enfrentan ese gran desafío.
Desde la medicina tradicional hasta la indígena, en cualquier parte del mundo, se han podido apreciar imágenes de los galenos atendiendo no a uno sino a decenas de pacientes. Pero además de brindarles la asistencia requerida tienen gestos tan sencillos y humanos como entregarles una sonrisa o una voz de aliento, claves en esos momentos de desesperanza.
Han sido calificados como “héroes”, pero no lo ven así. “Realmente somos personas somos personas comunes y corrientes que ante circunstancias especiales como la pandemia por covid-19 estamos presentes por un fin más grande que nosotros mismos”, expresó el jueves Lina María Triana Lloreda, presidenta de la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, al agradecer el reconocimiento que hizo el gobierno en el Día del Médico.
Actualmente el país cuenta con 122.800 médicos activos, de los cuales 87 mil son generales y 28.900 especialistas. Dentro de las acciones emprendidas por el Gobierno Nacional para reconocer la labor del talento humano en salud, están los pagos de bonificación por prestar sus servicios en atención de pacientes covid. A la fecha se han girado $308.313 millones, distribuidos entre 203 mil beneficiarios de territorios como Bogotá (50 mil trabajadores de la salud), Antioquia (25 mil), Valle del Cauca (21 mil), Atlántico (12 mil) y Santander (9 mil).
Durante esta emergencia sanitaria han fallecido 120 médicos: 98 médicos generales y 22 especialistas de las áreas de anestesiología, medicina interna, ginecología, ortopedia, pediatría, patología, cirugía de mama y vascular, oftalmología, otorrinolaringología y urología.
Sin duda ellos han sido protagonistas en esta guerra contra el coronavirus, cuyo fin no se vaticina cerca.
Los científicos
En carrera contra el reloj y casi que desde el mismo momento en que irrumpió el Covid-19 en el mundo, equipos de científicos e investigadores se embarcaron en ambiciosos proyectos para encontrar el ‘antídoto’ al virus. Tan impensable como el mismo coronavirus, varios de éstos lograron efectivos desarrollos biológicos que hoy tienen al mundo con la esperanza de una inmunización total y rápida. El desarrollo de una vacuna entre 3 y 5 años. Ello requiere estudios, desarrollos, pruebas y comprobaciones. Como nunca antes en la historia médica, todo este proceso se surtió en tan solo nueve meses y, además, alcanzando efectividad por encima del 90%. Por ello son los personajes del año.
Personal de la salud
No menos importantes en toda la cadena de atención a los sospechosos de Covid o a los que se contagiaron han sido las enfermeras, camilleros, bacteriólogos y procesadores de las pruebas de diagnóstico. Igualmente expuestos en todo momento a contagiarse, también han realizado extensas jornadas de trabajo. Serviciales, pacientes y muy profesionales, han sido clave para la estabilidad emocional de los hospitalizados. Han sido ellas y ellos quienes se han convertido en el canal de comunicación entre pacientes y familias, porque ante el forzado aislamiento, los comunican por videollamadas con sus seres queridos. Dedicación y vocación de servicio, infaltables para alguien que se dedique a estas labores de cuidar a otros.
Las universidades
Tal vez como nunca antes en la historia, la Academia, a través de universidades, institutos y centros de investigación han tenido un rol activo y decidido para enfrentar esta pandemia. Bien con equipos de investigación para escudriñar el origen, desarrollo y expansión del virus o con medios tecnológicos para llevar estadísticas y hacerle seguimiento al mismo, todos se han involucrado en esta guerra global. Informar, alertar, orientar en tiempo real sobre la evolución del Covid, así como divulgar los avances científicos en torno al mismo han sido su norte. Sin duda, toda la sociedad del conocimiento puesta al servicio de la aldea global.