El 2020 no fue solo el año de la pandemia, también fue el de temperaturas récord y crecientes catástrofes del cambio climático: inundaciones, sequías, tormentas, incendios forestales y plagas de langostas. Actualmente el mundo se encamina hacia un aumento de temperatura de al menos 3°C este siglo, lo que solo intensificará estos desastres que tienen un costo económico de miles de millones de dólares, además del sufrimiento que infligen en los ecosistemas y las sociedades.
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Dada la actual incertidumbre en torno a los esfuerzos para limitar el calentamiento global, los países deben tomar medidas urgentes para adaptarse a la nueva realidad del cambio climático y los desastres que conlleva o enfrentarán altos costos, daños y pérdidas económicas graves, advierte un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
La adaptación, es decir reducir la vulnerabilidad de los países y las comunidades a los cambios climáticos al aumentar su capacidad para enfrentar el impacto, es un pilar clave del Acuerdo de París, que requiere a sus signatarios implementar medidas a través de planes nacionales, sistemas de información climática, alerta temprana, medidas de protección e inversiones en un futuro verde.
El informe del Programa asegura que, si bien las naciones en general han avanzado en la planificación de ese tipo de proyectos, aún existen enormes brechas en el financiamiento para los países en desarrollo y para brindar una protección real contra los impactos climáticos como sequías, inundaciones y el aumento del nivel del mar.
El documento resalta que se necesita aumentar urgentemente los fondos públicos y privados destinados a la adaptación y lograr un cumplimiento más rápido de los proyectos.
“La dura verdad es que el cambio climático está sobre nosotros. Sus impactos se intensificarán y afectarán con más fuerza a los países y comunidades vulnerables, incluso si cumplimos los objetivos del Acuerdo de París de mantener el calentamiento global de este siglo muy por debajo de los 2 grados centígrados y perseguir los 1,5°C”, aseguró Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa, durante el lanzamiento del informe.
La agencia explica que también es prioridad hallar soluciones basadas en la naturaleza localmente apropiadas para abordar desafíos sociales, brindar bienestar humano y a la vez beneficios para la biodiversidad al proteger, gestionar sosteniblemente y restaurar ecosistemas.
Según el informe el 72% de los países del mundo ya han adoptado al menos un instrumento de planificación de la adaptación a nivel nacional, y la mayoría de los países en desarrollo están preparando planes nacionales al respecto. Sin embargo, la financiación necesaria para implementar estos planes no está creciendo lo suficientemente rápido.
El financiamiento público internacional para la adaptación está aumentando lentamente con unos US$30.000 millones anuales. Sin embargo, los costos anuales de adaptación solo en los países en desarrollo se estiman en 70.000 millones. Se espera que esta cifra alcance de 140.000 a 300.000 millones en 2030 y de 280.000 a 500.000 millones en 2050.
Sin embargo, hay algunos avances: el Fondo Verde para el Clima ha destinado el 40% de su cartera total a la adaptación y está concentrando cada vez más la inversión del sector privado. Otro avance importante es el impulso creciente para garantizar un sistema financiero sostenible. Aún así, advierten los expertos, se necesita más dinero.
El informe pone un énfasis especial en las soluciones basadas en la naturaleza como opciones de bajo costo que reducen los riesgos climáticos, restauran y protegen la biodiversidad, y brindan beneficios a las comunidades y las economías.
Un análisis de cuatro importantes fondos para el clima y el desarrollo sugiere que el apoyo a las iniciativas verdes que incluyen soluciones basadas en la naturaleza ha aumentado en las últimas dos décadas. La inversión acumulada para proyectos de mitigación y adaptación al cambio bajo los fondos encuestados ascendió a 94.000 millones de dólares.
Según la investigación del Programa, rebajar las emisiones de gases de efecto invernadero reducirá los impactos y costos asociados con el cambio climático. Alcanzar el objetivo de 2°C del Acuerdo de París podría limitar las pérdidas en el crecimiento anual hasta un 1,6%, en comparación con el 2,2% de la trayectoria de 3°C.
La agencia de la ONU resalta que los países deben tener en cuenta su reciente Informe sobre Brecha de Emisiones que pide que, tras la pandemia, se haga una reconstrucción más verde que cuente contribuciones a nivel nacional que incluyan nuevos compromisos de llegar a la neutralidad de carbono en las próximas décadas. Si las emisiones globales continúan aumentando no habrá planes de adaptación que puedan cubrir los niveles de riesgo, advierten los expertos.