Guerra comercial ‘global’ | El Nuevo Siglo
Martes, 6 de Agosto de 2019
  • Pulso entre EU y China impacta a todo el mundo
  • Posibilidad de acuerdo se ve cada vez más lejos

 

 

Un nuevo “lunes negro” en los mercados bursátiles de todo el mundo se vivió ayer por cuenta de otra escaramuza arancelaria y cambiaria en ya la larga e irresoluta “guerra comercial” en que están enfrascados Estados Unidos y China desde hace más de un año. Si bien no es la primera vez que los precios de las acciones y las cotizaciones de las monedas en todo el planeta se ven impactadas por el pulso entre dichas potencias, lo que ocurrió ayer y el pasado viernes evidencia que esta “guerra comercial” tiene ya una especie de “campo de batalla global”, pues cualquier movida de Washington y Pekín de inmediato tiene graves efectos en todas las latitudes. Ninguna nación se puede abstraer de ese coletazo. En Colombia, por ejemplo, ayer la Bolsa local resintió el impacto en tanto la cotización del dólar llegó a su máximo histórico.

Paradójicamente la “guerra comercial” se ha ido intensificando en los últimos meses, pues de esa primera etapa en la que primaban las amenazas del aumento de los aranceles y el continuo cruce de advertencias sobre medidas para condicionar el intercambio comercial a corto, mediano y largo plazos, ahora los gobiernos estadounidense y asiático reaccionan de inmediato a la movida del otro. Por ejemplo, el jueves pasado, como una manera de presionar el avance de las dilatadas y poco productivas negociaciones entre las partes, el presidente Donald Trump anunció que su gobierno impondría, a partir del próximo 1 de septiembre, "un pequeño arancel adicional de 10 por ciento a 300.000 millones de dólares restantes" de importaciones chinas. Ya el viernes las bolsas de todo el planeta abrieron y cerraron a la baja. Paradójicamente si bien se llevaba muchos meses esperando que la Reserva Federal se decidiera, de una vez por todas, a rebajar sus tasas de interés, cuando por fin lo hizo el efecto de esa medida fue opacado por el nuevo capítulo de tensión entre Washington y Pekín.

Aunque todo el fin de semana se especuló sobre cuál sería la respuesta de China al drástico anuncio de Trump, pocos analistas se atrevieron a pronosticar lo que pasó ayer: el yen, la moneda de la potencia asiática, se devaluó de forma sorpresiva ante el dólar, a niveles que no se veían desde 2010. Como era apenas obvio, de inmediato la Casa Blanca reaccionó acusando a su contraparte de una clara e irregular manipulación cambiaria para amortiguar, por esta vía, el impacto del aumento de los aranceles a sus exportaciones a Estados Unidos. De inmediato, cual efecto dominó, la caída bursátil que comenzó el viernes pasado se profundizó ayer en todo el mundo. Incluso el nerviosismo fue mayor por cuenta del llamado que hizo el mandatario norteamericano a la Reserva Federal para que tomara nota de la movida de los chinos. Aunque no se cree que las autoridades estadounidenses procedan a implementar una respuesta desde el punto de vista cambiario, es claro que la réplica no se hará esperar. Y más aún porque ayer -al cierre de esta edición- se informaba desde China que las empresas de ese país dejarían de comprar productos agrícolas estadounidenses e incluso se contemplaba la posibilidad de imponerles también aranceles suplementarios.

¿Qué puede pasar ahora? Nadie lo sabe y ese, paradójicamente, termina siendo el elemento que más incertidumbre crean en la economía global, que ya de por sí viene frenada en el último año por cuenta de los efectos de la “guerra comercial”, como lo evidencian los más recientes informes del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Si se pudiera prever cuál de las dos potencias ganará este pulso o, al menos, aproximar el posible balance de las pérdidas de lado y lado, los mercados podrían realizar sus respectivos cálculos, asimilar los niveles de riesgo derivados y, sobre una base medianamente cierta, proyectar sus movimientos a mediano plazo. Sin embargo, como ya se dijo, no hay la menor certeza sobre cuál será la próxima movida de lado y lado, y sus respectivas implicaciones no solo para las partes sino para el resto del planeta.

Por ahora, así suene resignado, no queda otra que esperar la nueva ‘batalla’ en esta “guerra comercial” que afecta a todo el globo. Aunque ambas partes dijeron que confían en retomar las negociaciones, la utilidad de las mismas cada día es menor, a menos que alguna ceda más que la otra, algo que por el momento no se ve posible.