Hace unos días, Señal Memoria de RTVC y la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano estrenaron ‘1994, el primer año del resto de nuestras vidas’, un documental producido por Diptongo Media Group. En poco más de una hora, esta producción nos transporta al agitado año de 1994 en Colombia y nos muestra un país delirante, donde lo mejor y lo peor puede suceder al mismo tiempo.
En esa época, ante la barbarie desatada por el narcotráfico y la turbulencia del proceso 8.000, el país se aferraba a todo aquello que produjera alegría, orgullo y esperanza: la selección de fútbol, la novela Café, la música de Aterciopelados, Shakira y Carlos Vives; por nombrar solo algunos hechos.
El gran protagonista en esta producción es el material de archivo. El documental está construido a partir de imágenes y sonidos que capturaron el momento, en su momento, y que hoy constituyen un acervo documental histórico invaluable. Detrás de cada fragmento hay miles de horas de trabajo de los guardianes de la memoria, cientos de personas invisibles que custodian el patrimonio audiovisual y sonoro colombiano en los archivos del cine, la radio y la televisión pública y privada. A todos ellos, infinitas gracias.
En 1994 todo lo que se grababa quedaba en cintas. Para que hoy, tres décadas después, podamos acceder a esas grabaciones ha sido necesario un riguroso trabajo de preservación que empieza por recopilar esas cintas, repararlas, limpiarlas (pues en 30 años es mucho el polvo que acumulan) y conservarlas en espacios con temperatura y humedad controlada. También se ha requerido adquirir las máquinas antiguas para reproducirlas; digitalizarlas y someterlas a un proceso de restauración para que recuperen las propiedades originales de luz, color y sonido. Finalmente, ha sido necesario verlas y oírlas; analizar su contenido, catalogarlo y registrarlo en una base de datos para que cualquier persona pueda acceder a él, ahora y en el futuro.
Además, para que estas imágenes hayan llegado al documental ‘1994, el primer año del resto de nuestras vidas’ se requirió del trabajo especializado del equipo de historiadores de Señal Memoria. Ellos seleccionaron e hicieron la curaduría del material, según las necesidades de la producción y la disponibilidad del material en los archivos. Aunque la labor de todas estas personas que participan en el proceso de preservación audiovisual es inmensa, no es fácil para el público reconocerla y, por lo tanto, valorarla.
En el documental, las imágenes de archivo propician los relatos de los personajes entrevistados, protagonistas en 1994. Ambos elementos, imágenes y relatos, desatan los recuerdos de quienes vivimos esa época y las conversaciones con los más jóvenes. Así, en diálogo, se va tejiendo el hilo invisible de la memoria colectiva; ese que nos vincula entre generaciones y nos hace sentirnos parte de una misma nación. Para eso sirven los documentos, las investigaciones y los relatos históricos, para atar lazos entre las personas; por eso vale la pena que vean el documental.
Búsquenlo en www.rtvcplay.co y véanlo junto a sus hijos, van a tener mucho de qué hablar.
@tatianaduplat