Domingo, 21 de Agosto de 2011
Brasil pentacampeón mundial
“Oliveira el número 7 de Portugal enalteció el campeonato”
EL Campeonato Mundial Juvenil de futbol cautivó a los colombianos, pese a que nuestro equipo jugo con coraje y buscó el triunfo, quedó tendido en la mitad de la gesta. Como sucede en estos campeonatos ya la fiebre del futbol había prendido en el corazón de los hinchas y los estadios siguieron colmados por la entusiasta población local y los extranjeros que llegaron al país.
La competencia futbolística dejó en suspenso o en segundo lugar las hondas preocupaciones por la crisis de las finanzas internacionales, el avance de los violentos, los problemas sociales y los escándalos por la contratación fraudulenta, como la campaña electoral. Si bien se mantuvo el interés por oír la versión libre del ex presidente Álvaro Uribe en la Comisión de Acusación de la Cámara, mientras se hacía una pausa en el análisis de las propuestas de la reforma de la justicia. Lo mismo que los medios destacaron la gira al Cono Sur del presidente Juan Manuel Santos, con otro laurel que suma a sus éxitos en materia de relaciones multilaterales y el afable trato que prodiga a sus homólogos de otros países, pese a los gravísimos problemas y contradicciones políticas que agobian la región, a la espera del futuro coletazo de la crisis económica mundial, cuando Alemania y Francia se preparan para un crecimiento precario, apenas similar al de los Estados Unidos.
Confieso que estaba por escribir sobre el tema financiero internacional, que es de interés palpitante y me dejé llevar por el fútbol. Yo también me emociono con el espectáculo de ver a esos formidables deportistas luchando por dar lo mejor de sí, como de poner muy en alto el nombre de su equipo y país. Esa costumbre que nos viene de los juegos olímpicos de los griegos, de los inicios del futbol milenario por cuenta de los aztecas, que pasa a Europa y cobra tanto auge en el Reino Unido, consigue la atención de millones y millones de seres que con la televisión pueden ver desde cualquier lugar y hora los partidos. Se temían brotes de violencia, pues dados los fenómenos de psicología de masas en los estadios, cuando las muchedumbres se enardecen, se apasionan por su equipo, pueden enloquecer, transitoriamente, que es cuando individuos normales, de suyo inofensivos se convierten en fieras capaces de agredir a cualquiera que represente los colores de los contrarios. Nada de eso ocurrió, las frecuentes malas noticias de luchas callejeras, pescozones, ataques entre hinchas, heridos, destrozos en los estadios y los alrededores, no se produjeron. El civismo de la población resultó ejemplar. Lo mismo que las medidas de prevención y control policiales.
Así que la buena imagen de Colombia salió fortalecida. El deporte es una vitrina sobre la potencia individual de los jugadores, del trabajo en equipo, como de los servicios hoteleros, turísticos y de seguridad, así como de la actitud popular y la hospitalidad de un país. Formidable me pareció el final de suspenso que enfrentado a Portugal le dio el triunfo a Brasil. Oliveira el número 7 de Portugal enalteció el campeonato juvenil.