Paz instantánea
Para un país como Colombia que lleva décadas sufriendo los azotes de la violencia, la paz no es un asunto instantáneo, cual café express que uno calienta agua y echa dos cucharaditas y ya está. La paz en Colombia no se trata de un marco jurídico y un Presidente deseando hacer la paz en un período corto de tiempo. La violencia que ha padecido Colombia no se soluciona tan solo con una ley y con un esfuerzo de un gobierno en 2 ó 6 años, en caso de que haya reelección.
La paz no puede ser un juego, ni un asunto que se trata a la ligera y menos en Colombia que ha sufrido tanto por la violencia. Las experiencias del pasado, como el Caguán, mostraron una guerrilla que no está interesada en hacer la paz, que utilizó las negociaciones de paz como una estrategia para fortalecerse militarmente y para hacer de la zona de despeje una cueva de ladrones. Esto lo debemos tener presente, no podemos olvidarlo y se debe tener en cuenta antes de que se realice cualquier proceso de paz.
Luego del intento de paz del gobierno Pastrana, los gobiernos de Uribe contribuyeron para que se retomara el control por parte de las Fuerzas Militares de gran parte del territorio nacional. Según la percepción de algunos, esto está disminuyendo por el deseo de hacer la paz del actual Gobierno, que ha llevado a las Fuerzas Militares a disminuir sus acciones contra la guerrilla buscando, quizás, que se den condiciones apropiadas para que se adelante la anhelada paz.
La paz a un conflicto como el colombiano no puede ser instantánea, ni calculada de manera ligera, pues podría significar un nuevo Caguán y un retroceso de los avances logrados. Los marcos jurídicos para la paz no pueden ser hechos con premura, ni con antelación y menos en un escenario en el que los grupos subversivos no están mostrando interés genuino en hacer la paz.
¿Por qué hacer un marco jurídico para la paz cuando el Ejército viene en avanzada y ha tenido grandes victorias sobre la guerrilla? ¿Qué provecho podrá tener un marco para la paz que sólo le dará la oportunidad a una guerrilla que languidece de fortalecerse? Los procesos de paz deben ser acordes a la naturaleza y dinámica de los conflictos. No podemos caer de nuevo en las redes de manipulación discursiva y engañosa de la guerrilla. No podemos seguir escuchando cuentos de paz, necesitamos hechos concretos de paz, libertad para los secuestrados, entrega completa de armas, cese de ataques y un deseo genuino de la guerrilla de reinsertarse a la vida civil en un proceso, no de negociación, sino en una que incluya unas condiciones dadas por el Estado a la guerrilla para que sean aceptadas o rechazadas, con sus respectivas consecuencias. El Estado no tiene por qué negociar con los violentos, sino ofrecerles por un tiempo condiciones para que se rindan y se reinserten, o doblegarlos para que no continúen con sus actividades criminales.
*Politólogo