Como perros y gatos | El Nuevo Siglo
Lunes, 14 de Diciembre de 2020

Hay cierta actitud sabia de los perros y los gatos que intimida un poco a los humanos. Como si la manera calmada y sencilla de vivir su vida pusiera en evidencia tantas cosas innecesarias en la nuestra. Tanta vanidad, tanta prepotencia y tanta apariencia, a los ojos de ellos, debe verse como signo inequívoco de inmadurez o de tontería.

En silencio nos ven y uno no sabe bien si lo hacen con asombro o con tristeza. Deben preguntarse por qué nos complicamos tanto, si al fin de cuentas la felicidad está en una caricia, en una caja de cartón o en un paseo por el parque. Son poesía pura. Su propia existencia parece una proclama de la vida simple a favor de la felicidad.

Los perros y los gatos no necesitan tanto para tener una buena vida: salud, techo, comida y cariño. No es tanto, pero saben bien que lo poco que necesitan, lo necesitan mucho; por eso son incondicionales con sus amigos humanos. Están ahí hasta las últimas consecuencias. Entienden muy bien el valor de la solidaridad, saben que su vida depende de ese vínculo y lo defienden hasta la misma muerte. ¡Qué lección de humanidad!

En China un perro esperó a su dueño durante meses en la puerta de un hospital. El hombre había muerto un poco después de haber sido ingresado pero el perro no lo supo. Lo hubiera esperado hasta el fin de sus días de no haber sido porque el personal del hospital se dio cuenta de lo que ocurría y fue llevado a un refugio.

La escena, con algunas variaciones, se repite con frecuencia en otras partes; perros y gatos que cuidan, que acompañan y que establecen fuertes vínculos afectivos con los humanos. Animales que parecen entender, mejor que muchas personas, que nos necesitamos los unos a los otros y que somos más fuertes si estamos juntos.

Hoy las mascotas son parte de la familia. Hace unos siglos hubiera sido difícil reconocer algún vínculo afectivo con ellas; hoy, en cambio, las noticias sobre el maltrato animal conmueven a millones de personas. Que tanta gente se estremezca ante el abandono de mascotas habla más de la solidaridad de muchos que de la crueldad de unos pocos; lo cierto es que últimamente han aumentado las adopciones de mascotas. Algo vamos aprendiendo de estos bigotudos.

En el ámbito jurídico aún no termina de definirse si los perros y los gatos, más que objetos, son sujetos de derecho. La discusión apenas comienza. Hace unos meses, en el Tolima, una tutela favoreció al perro Clifor al considerarlo parte de una familia y proteger su derecho a la salud. El fallo es histórico; reconoce por primera vez la existencia de la familia multiespecie y plantea una reflexión profunda sobre los derechos y la vida compartida en el planeta.

Tal vez estos amigos peludos tengan razón, no necesitamos tanto. Si nos tenemos los unos a los otros, lo tenemos todo. Aplica para ellos y entre nosotros mismos. Es simple.

@tatianaduplat