De sobre el desdichado momento en el cual el statu quo ante de las cosas ya no sea así para quien o quienes lo creían dado por hecho, subsiguiente a que “otro” recién llegado a aquel sitio -desde otro lugar-, se apodere de cosas que hasta ese momento pertenecían o estaban en poder del hasta entonces propietario.
Colombia se encuentra en un proceso más que de transición, de cambio. Cambio que como todos los fenómenos de esta naturaleza implica y conlleva el traslado del hasta entonces conocido statu quo; que del latín se refiere al conjunto de condiciones que prevalecen en un momento histórico determinado. Así bien, de aquel estado predominante al pasar por un cambio se puede generar un quid pro quo, es decir, la sustitución de una cosa por otra. La alocución latina indica además un error conceptual, o la confusión entre personas de gran parecido.
Así que, el solo vocablo sustitución implica desde sí el relevo de lo que se conocía normal. Sobre esto, no es solo Colombia la que se encuentra en esta situación, también Chile, Perú e incluso México, y los resultados que llevan ventaje por meses ya son bastante catastróficos.
La Chile de Boric, el Perú de Castillo y el México de López Obrador están encaminados a convertirse en, por lo menos como la Argentina de los Kirchner, hoy en cabeza de Fernández. Y no solo eso, el futuro es tan desalentador que incluso podría haber una paridad con la Venezuela que Chávez le dejó a Maduro, la Nicaragua de Ortega o con la Cuba de los Castro.
A un nivel de miseria y desolación como las naciones antes nombradas es que se atraca o más bien se comienza a hundir metafóricamente el navío que es dirigido con maldad, odio, resentimiento, egoísmo y deseos de venganza como de persecución.
¿Colombia está dirigiéndose al mismo destino?, pareciera que más que eso, hiciera parte de un plan orquestado que afecta a toda la región.
De fuera vendrá quien de casa nos echará, como dice el proverbio español que no se equivoca y que se refiere y remite a las repetidas veces que en la historia ha habido sucesos de sustitución y cambio de lo que se consideraba el statu quo.
Otra alocución latina es do ut des la cual significa “doy para que des” y que se refiere a la reciprocidad a la cual está obligado sobre todo en materia política quien recibe. Y, es que, hay grandes conflictos de interés en Latinoamérica y en referencia a los nuevos almirantes que han emergido para conducir por aguas turbulentas y tenebrosas navíos que, si bien no iban perfectos, por lo menos, salían a cubierta.
Que el final de la historia ya conocida y anunciada no finalice como el famoso tema “Que Será” del gran poeta y cantautor brasilero Chico Buarque, que dice así: “Que no tiene gobierno ni nunca tendrá; que no tiene vergüenza ni nunca tendrá, lo que no tiene juicio”.
@rosenthaaldavid