Confirmado, Colombia es hoy el mayor productor de cocaína en el mundo. Dicen que hay cerca de 150 mil hectáreas sembradas, (pueden ser muchas más), de cuya cosecha se producen, aproximadamente, 700 toneladas de cocaína pura.
¡Eso es mucha droga y mucho dinero producido por semejante tamaño de cosecha! Yo pregunto, ¿Dónde están los billones obtenidos de su venta?
Con seguridad no están en manos de los campesinos productores, quienes, aunque sembrando coca ganan más que sembrando café, cacao, aguacate o plátano, finalmente son los que menos ganan en este negocio.
¿Son acaso los poderosos carteles de México, dueños del transporte y la distribución en USA, los que se están beneficiando con esta bonanza cocalera?
Quizá, estos jugosos billones se están quedando en manos del Cartel de los Soles, poderosos militares y miembros del gobierno de Maduro, quienes han controlado parte de la distribución de la cocaína colombiana moviéndola hacia narco-naciones africanas que la distribuyen en Europa, Asia y Medio Oriente. Todo gracias a sus alianzas con las Farc, por décadas el cartel más grande de Colombia, y de otros narcos.
Todo lo anterior es cierto. Sin embargo, mucho de ese dinero está en manos colombianas. Hay numerosos carteles no identificados aun, pero que los hay, los hay; entre ellos las bacrims. Los nuevos narcotraficantes se han sofisticado y astutamente ya no se dejan contar o identificar con facilidad.
Hay plata, y mucha, flotando en el ambiente. ¿De dónde sale, sino de la droga? Dinero de petróleo no hay. Otras exportaciones, como flores u otros productos agrícolas o las manufacturas o la industria de servicios colombiana, no dan para tanto. Las flores y el café ya no son el negocio que solía ser; la agricultura esta apenas arrancando y las manufacturas, entre ellas algunas que fueron bandera en el país como los textiles y productos de cuero, están en la olla por el contrabando y otros problemas.
Entonces, ¿De dónde sale tanta plata para tanto carro de lujo, apartamentos con precios semejantes a los de algunas de las capitales más costosas del mundo, restaurantes y boutiques más caros y más llenos que los de Beverly Hills o Nueva York?
Plata inexplicable hay en Colombia, hasta en los pueblos más pequeños; sobre todo, en esos que quedan en las zonas de producción cocalera o a dónde les gusta vivir a los capos.
Las Farc, lo hemos visto, tiene dinero por montones que no ha sido explicado; suficiente hasta para pagar a importantes personalidades nacionales e internacionales para que las promuevan como el movimiento más impoluto del continente. Y todos sabemos quiénes son esos flamantes personajes.
Pero en Colombia estamos acostumbrados a no ver lo más visible. Aquí somos ciegos y sordos hasta que ya es muy tarde, y la porquería, por no decir algo más descriptivo, nos dé en el rostro y ya no podemos negar lo innegable.
Pero el hecho, gústenos o no, veámoslo o no, así lo nieguen todos en el gobierno o en algunos sectores de los medios comprometidos, así le echemos la culpa a los países consumidores, aquí se está sembrando mucha coca, fabricando y distribuyendo mucha pasta de droga y aquí se está lavando mucho dinero.
Ojo, estamos regresando a la economía subterránea de droga de los años 80 y 90.