Un mundo perplejo espera cada acción de Donald Trump como se espera la llegada de a un huracán devastador. Cada día, el Presidente norteamericano nos desconcierta firmando órdenes ejecutivas que preocupan, disgustan y hasta aterrorizan por la rapidez con que han sido emitidas y por su contundencia.
Sin embargo, nada de lo que ha hecho hasta ahora, debería sorprender. Todo había sido anunciado, no una, sino muchas veces, durante su campaña, en sus discursos y debates y en sus libros.
Entonces, ¿De qué se sorprende el mundo? ¿Creyeron que su candidatura era un juego y sus propuestas un chiste? Quizá, los pueblos están tan acostumbrados a las mentirosas promesas de sus políticos que pocos tomaron en serio lo anunciado por Trump.
Realmente pocos se informan bien de que proponen sus candidatos. La mayoría vota con el corazón y no con la mente; o simplemente, no comprenden el alcance de las propuestas de sus líderes. Peor aún, muchos votan por rabia o por odio o, como en este caso, por un absurdo estilo de venganza contra la clase política y el establecimiento.
Muchos pensaron que si Trump llegaba a la presidencia, suavizaría sus propuestas. ¿No es acaso eso lo que hacen todos los políticos? ¿Qué político cumple lo que promete para hacerse elegir, para conquistar votos? Quizá ninguno. Prometer para obtener votos es una bien sabida técnica política. “Después de electo ya veremos”, es algo que le he oído decir a muchos dirigentes.
Pero resultó que Trump si creía en lo que proponía y lo está llevando a cabo con una rapidez desconcertante que tiene el mundo al borde de un ataque de histeria. Todos los gobiernos se preparan para los resultados de sus medidas. Son pocos los países que no se verán afectados, de una u otra manera, por sus acciones.
Desgraciadamente han sido los mexicanos los primeros agredidos por “el huracán Trump” y, lamentablemente, con todo y las amenazas de este durante su campaña, no estaban preparados.
Las acciones del estadounidense han caído como un baldado de hielo sobre los mexicanos. Además, los ha pillado en un pésimo momento. El país sufre, no solo los resultados de un petróleo desvalorizado que ha afectado duramente su economía, sino también un estado de conmoción ante el poder criminal de múltiples y poderosos carteles narcotraficantes, aparentemente imposibles de detener. A esto se suma una corrupción rampante a todo nivel. Hoy muchos piensan que México es casi un estado fallido.
Quizá esta sacudida los haga enfrentar, ‘’a lo mero macho”, la amenaza de este “huracán” que parece indetenible. De hecho, los mexicanos ya formaron un frente unido. Personajes tan importantes como Carlos Slim, muchas veces más rico que Trump, aporta ya su sabiduría para negociar con él.
Por el bienestar de México y Estados Unidos bien harán en arreglar este conflicto como buenos vecinos. Trump no debe empujar con su arrogancia a México hacia la izquierda que ya lo ronda. Un vecino comunista es una mala noticia, no solo para Estados Unidos, sino para toda Latinoamérica.
Otro coletazo del huracán Trump han sido sus medidas migratorias. Peores y más arbitrarias que lo que él mismo había planteado. Su turbulento estilo está dañado y desfigurado algunas de sus buenas ideas. Ha creado gran inestabilidad y desconcierto mundial. Malo para USA, para el mundo y malo para la paz.