Entre la catástrofe y las manifestaciones | El Nuevo Siglo
Miércoles, 5 de Abril de 2017

El fin de semana ocurrieron en Colombia dos hechos muy significativos que vale la pena resaltar. El primero, la manifestación que se llevó a cabo el 1 de abril y, el segundo, la terrible catástrofe de Mocoa. La manifestación, que tenía como objetivo refutar las políticas del gobierno del Presidente Santos, según me han dicho ya que yo no participé en ellas, fue muy concurrida en las distintas ciudades en las que se llevó a cabo. Sin embargo, ésta no llegó a ocupar las primeras páginas de los medios de comunicación ni se alcanzó a extender la noticia por la ocurrencia de aquella terrible catástrofe en Mocoa. Lo sucedido allí, equivalente a un pequeño Armero, le costó la vida a más de 268 personas y hay todavía un número desconocido de desaparecidos. Como lo han expresado algunos de sus habitantes y nativos de la región, por la desatención de los gobiernos a tales zonas y aquellas catástrofes, así como la costumbre que tenemos los colombianos de no atender responsablemente los temas, es que se producen tales hechos y que llevan al luto entre nuestras gentes.

Las políticas de prevención y las decisiones que por estas razones se deben tomar, aunque las autoridades sean advertidas, solo se adoptan con posterioridad a los hechos más lamentables. Ahora bien, algo bueno ha de traer esta tragedia… Esperemos que al menos  genere conciencia y se actúe en concordancia a lo importante, que es aplicar políticas de prevención. Sólo de esa manera,  sin muertes y sufrimiento, lograremos soluciones adecuadas que prevengan las catástrofes naturales y no siempre actuemos como bomberos para apagar los incendios causados por la falta de medidas preventivas.

Colombia en este campo ha tenido mucha experiencia y por ello debería tener uno de los sistemas y organización de prevención más avanzados y desarrollados. Ahora no se puede abandonar a los ciudadanos de esta región que necesitan del acompañamiento del país y la acción de gobierno para superar la crisis vivida. Por eso veo con gran satisfacción que le hayan puesto un gerente a esta catástrofe, con experiencia gerencial, de Estado y  de catástrofes naturales como fue el caso del terremoto de Armenia, el doctor Luis Carlos Villegas. Pero lo que tampoco podemos olvidar ante tal tragedia es que los colombianos están a la expectativa de decisiones de gobierno que recuperen por lo menos en parte la gobernabilidad y garanticen el futuro de nuestro funcionamiento democrático y el desarrollo económico, social y político de la nación.

Tampoco se nos debe olvidar que requerimos con urgencia justicia ante los graves hechos de corrupción que cada día conocemos. No debemos descuidar las medidas que han que tomar para recobrar la seguridad de las distintas ciudades del país que hoy sufren por la creciente delincuencia. No podemos abandonar las reformas que se están debatiendo en el Congreso de la República y la implementación de los acuerdos de paz que hizo el gobierno -fundamentales para nuestro futuro-. Porque aunque los acuerdos produjeron críticas, es más importante la manera en la que son implementados. Puesto que si bien hoy el país está de luto con lo sucedido en Mocoa, y es cierto que debemos ser solidarios con nuestros compatriotas, no podemos cada que surge una nueva noticia olvidar los demás temas de fundamental importancia en el país.