GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT VARGAS | El Nuevo Siglo
Miércoles, 16 de Octubre de 2013

PRISMA

La política y los ascensos

Preocupante  que se piense  ajustar el trámite establecido por la ley para  ascender  a oficiales de insignia y brigadieres generales  de  la  fuerza pública, cuyas formalidades se cumplen a cabalidad ante  las diferentes instancias comprometidas en la  gestión.

Es sano buscar claridad haciendo conocer de país  el procedimiento señalado para promover a estos servidores de la patria, ascensos nada fáciles de alcanzar, por ser fruto de esfuerzos  personales, familiares y subjetivos, que suman un cúmulo de exigencias, verificadas paso a paso a lo largo de treinta años o más de carrera, destinada al servicio del  país y la ciudadanía. Numerosos hombres y mujeres se gradúan, pero pocos logran coronar las altas dignidades institucionales, demostración palpable de lo exigente del oficio, donde muchos oficiales dejan la vida por la causa,  mientras a otros el destino les fija nuevos rumbos, frustrando sus anhelos de servir a la sociedad y el pabellón hasta el atardecer de sus existencias. A lo largo de su servicio nuestros hombres viven alejados del trajín político y los escasos como ocasionales contactos con honorables parlamentarios se dan  en los departamentos donde han sido asignados, sin que, salvo algunas excepciones, estas accidentales relaciones pasen mas allá de coordinaciones estrictamente profesionales, de manera que al llegar a la evaluación es muy poco el  conocimiento que el Parlamento tiene de  los futuros brigadieres generales o almirantes

Permítanme un breve recuento: para ascender  a  brigadieres generales el Comándate de Fuerza  o Director, nombra un comité  encargado del estudio de hojas de vida, investigando todos los aspectos que rodean la vida y profesión del coronel, incluyendo información de Fiscalía, Procuraduría, Contraloría  etc., incorporando conceptos provenientes del cuerpo de generales de la fuerza, luego viene la pre-junta asesora, donde se cumple la exposición del historial de cada candidato, permitiendo a los generales intervenir en el momento que lo consideren, ya  sea en pro o contra los intereses del postulante, continuando con la votación y escrutinio que dará luz a los nombres de coroneles escogidos para curso de altos estudios. Como ven no es fácil el proceso y lo más  valioso es la hoja de vida donde está certificada la trayectoria profesional.

Este procedimiento es probado, evaluado y tradicional, producto de la experiencia, que lo ubica muy lejos de presiones o influencias de  cualquier tipo, este sistema  ha permitido mantener las instituciones ajenas a compromisos de toda índole, situación que  los mandos deben  preservar pues esa independencia es la fuerza que imprime libertad de actuar y carácter profesional. Ningún  miembro de las instituciones tiene empeñado o adeuda el ascenso, solo su profesionalismo y el Todopoderoso lo ubica ante el reto máximo. Recusar  mandos y desconocer el procedimiento establecido, permitiendo injerencias ajenas, podría conducirnos hacia ascensos reclinados en  padrinazgos o apoyos políticos ¡estaríamos perdidos¡