GUILLERMO LEÓN ESCOBAR | El Nuevo Siglo
Martes, 5 de Junio de 2012

Seguirá guiando la barca

 

Ahora que la tempestad ha amainado luego de la buscada convergencia de todos los escándalos ciertos algunos y fruto otros de la mala fe, se llega a un punto interesante en la Historia de la Iglesia. Benedicto tiene la palabra y las decisiones y de seguro tal como afirman quienes lo conocen bien ha conocido por fin -y no es fácil- hasta dónde llegan las intrigas, los despropósitos, los crímenes, pecados y escándalos que si bien hacen parte de “lo humano” se debería suponer estuviesen presentes en menor cantidad y horror en personas que han prometido buscar con ahínco la perfección y ser modelos para los demás. “Errar es humano” pero acertar también lo es. Pero ese círculo de cercanos al Papa no se puede permitir ciertas conductas que muchos de ellos censuran en los demás. Está escrito por esa sabiduría extraordinaria de Jesucristo aquello de “haced lo que ellos os digan pero no hagáis lo que ellos hacen”.

Lo más grave es que han manchado a la gente buena que hay dentro de los muros vaticanos y que hoy son observados por las gentes con la incredulidad de quienes piensan en esos “sepulcros blanqueados” que, si bien es dura denominación, se ajusta y exige que aparezca la luz.

Este Papa parece frágil pero no lo es. Dejó como se dice crecer la cizaña con el trigo, pero ya es hora de cortarla y lo hará. Desde el Concilio Vaticano II se está esperando que esto acontezca. Ahora el Pontífice sabe dónde está el mal y sabe que el “mayordomo” es simplemente el débil que a presión obedece a alguien más fuerte.

Por cultura este alemán no improvisa, se demora y decide y si bien su fuerte es la doctrina y no la política temporal con la información que tiene va a decidir y lo hará bien.

Y lo hará porque en su plan este año es decisivo y empieza además con el Encuentro Mundial de las Familias, con la celebración de los veinte años del Catecismo, con la celebración de los 50 años del Concilio Vaticano II y la puesta en marcha del programa de la “Nueva Evangelización” y lo ha dicho: el problema es la carencia de modelos de vida, la descristianización de la cultura, el rompimiento de la adhesión a los principios y a los valores, y ha dejado entender con clarividencia que habría de comenzarse con esa tarea de “conversión” con quienes están adentro y se presume están más cerca de Dios y de la ejemplaridad que Él reclama a quienes han de colaborar en la humanización del mundo a partir del Cristianismo.

Ya veremos cambios profundos y bien valdría la pena seguirle los pasos a las decisiones que irá tomando. No pasará a la historia sólo como el grande de la Teología, sino como el gran reformador de una Curia necesitada de aires de renovación que hagan posible los testimonios que de ella se esperan.

guilloescobar@yahoo.com