GUILLERMO LEÓN ESCOBAR | El Nuevo Siglo
Jueves, 19 de Diciembre de 2013

Urgencia de la paz

 

Siempre  ha sido aspiración de una parte de la humanidad  la construcción de la paz. De hecho son muchos los autores que han buscado definirla y no menores los políticos que han creado frases rimbombantes para referirse a ella sin dar el paso definitivo que conduzca -mediante la justicia ,y la solidaridad- a su establecimiento y progresiva perfección.

La “paz romana” es una de esas categorías y lo es también aquella bella intención del “descansen en paz” a lo que contestaba una escritora colombiana “que descansen en paz si paz hubiera”. Pensadores hay que en su momento escribían que “la paz se reconoce cuando son los hijos los que llevan al cementerio a sus padres” y no éstos siendo portadores de cadáveres de sueños. Grave es lo que afirmaba Don Bosco cuando dijo que “quien tiene paz en su conciencia lo tiene todo” y conciencia es lo que ha desaparecido velozmente.

“Nunca ha habido una buena guerra ni una mala paz” afirmaba Franklin.

Benedicto XV convocaba al diálogo y a la reconciliación  a los contendores antes de la I Guerra Mundial y ellos estuvieron de acuerdo en la estupidez de aquel religioso que se oponía a la violencia como motor de la historia. Se arrepintieron después cuando ya era tarde pero persistieron con la segunda guerra y con más de 180 guerras regionales que por tener escenario en países pobres poco importaron. Juan XXIII -que será canonizado el próximo año- escribió la famosa Carta “Paz en la Tierra” que abriría el camino hacia la concordia de las grandes potencias y motivó la celebración de la “Jornada Mundial de la Paz” que inauguró el 1 de enero de 1968 Paulo VI y que ininterrumpidamente se cumple con un documento que se publica siempre el 8 de diciembre anterior.

Era Moshé Dayan quien afirmaba que el que quisiera paz tenía que sentarse a hablar con el enemigo y llevaba razón pese a que haya todavía hoy quienes -por vivir de la guerra- se opongan al diálogo y a la negociación.

Fue famoso Juan Pablo II con sus mensajes sobre la paz, en especial el de 1999. Ahora ha llegado Francisco quien fiel a su consigna de dirigir “una Iglesia que encuentra caminos nuevos” ha lanzado su Mensaje de Paz para la “Jornada Mundial de la Paz” del 2014 en el que exige eliminar de raíz las causas de la inseguridad y de la violencia como son las organizaciones criminales promotoras de la droga, la explotación del trabajo precario, de la especulación en el terreno de las finanzas, de la prostitución, de la reaparición de la esclavitud que se creía ya superada por la historia y que ahora reaparece como hija de una mala globalización y ese terrible fenómeno de la migración de los más pobres.

Afrontar el mal de la pobreza urge recuperar la secuencia de la promesa cristiana: reino de justicia, de solidaridad y de paz.

guilloescobar@yahoo.com