HORACIO SERPA | El Nuevo Siglo
Miércoles, 30 de Mayo de 2012

Sindicaciones, señalamientos y acusaciones

 

Buenísimas las declaraciones de Sigifredo López en Caracol el lunes pasado, entrevistado espectacularmente por Darío Arizmendi. Emotiva, dramática, verosímil. Entendí que serviría como prueba judicial.

El país está del lado del exdiputado secuestrado por las Farc. Muchos medios de comunicación, los familiares de los asesinados infamemente por la guerrilla, miles de colombianos, lo venimos acompañando. Este caso es lo que los penalistas de antes llamábamos un delito imposible. Ojalá llegue pronto la solución definitiva, pues seguro se trata de un error judicial.

Por distintas razones y desde diferentes instancias las acusaciones se han puesto de moda. Unas serán ciertas, otras infundadas, temerarias, injustas, calumniosas, de mala fe.

Al exgobernador Andrés González trataron de meterlo hace pocos días en el cuento de la Farcpolítica, sin fundamento.

Al senador Luis Fernando Velasco lo procesaron por una acusación falsa. En la misma situación están varios congresistas. Aún no me explico las sindicaciones que le valieron una sentencia al exsenador Juan Manuel López Cabrales.

Mancuso insistió recientemente en señalamientos contra el expresidente Álvaro Uribe, por lo cual fue denunciado como calumniador.

La Honorable Corte adelanta un proceso contra el exrepresentante César Pérez, acusado de la masacre de Segovia, lo que me sigue pareciendo increíble.

Igual pienso de las que un exparamilitar, que antes fue guerrillero de las Farc, hizo contra el exsenador José Aristides Andrade, actualmente procesado por la Honorable Corte Suprema de Justicia.

También fue señalado de colaborar económicamente con los paramilitares en Urabá el exsenador y director de El Mundo, doctor Guillermo Gaviria, de quien los que lo conocemos sólo tenemos sentimientos de alta consideración y palabras de elogio por su ejemplar dimensión humana y profesional.

A propósito de este asunto, recibí observaciones porque en una de mis columnas, indignado por el sentido de las declaraciones de “Pedro Bonito” sobre financiación de ganaderos y bananeros al paramilitarismo, pude estar refiriéndome al doctor Gaviria. No, de ninguna manera. Para escribirla me atuve a las sindicaciones genéricas del paramilitar sin intuir que hubiera hecho alusiones judiciales contra una persona tan respetable, de la que nadie puede llegar a pensar semejante barbaridad. Con enorme pena presento disculpas si ocasioné alguna molestia.

Para hacerme caer en la cuenta de que es imprudente recoger sin evidencias acusaciones de delincuentes, me recordaron que yo mismo he sido objeto de ellas. Cierto. La primera, acusado de haber encubierto aspectos de la financiación irregular de la campaña presidencial de 1994, de lo cual fui absuelto. Otra, la de haberme encontrado con Carlos Castaño, también cierto y en tres ocasiones, dos en misión oficial y una con criterio humanitario, con aprobación de las autoridades. Y la acusación de “Rasguño” de haber auspiciado el crimen contra el doctor Álvaro Gómez Hurtado.

Dije en el mismo escrito, eso sí, que las acusaciones de la delincuencia hay que recibirlas con precauciones y desconfianza, máxime si existen beneficios y recompensas. Es lógico y jurídico. Por eso lo mejor es ser prudente y confiar en la Justicia. ¡Aceptado!