JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR | El Nuevo Siglo
Jueves, 17 de Octubre de 2013

¿DE VACACIONES?

Turismo en La Habana

Tremendo alboroto se armó con ocasión de  la llegada de los visitantes  patrios  a La Habana, aprovechando para darse su toque con los negociadores de la guerrilla  y  los "baculazos"   del  Procurador General,  que los alerta sobre la situación en que quedarían los desautorizados viajeros, similar a la de aquellos parlamentarios que estuvieron de plácemes conversando con los cabecillas de los paramilitares.

Ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre. Lo primero que hay que aclarar es que si se trata de visitantes particulares, por el  mero hecho de visitar a Cuba y aprovechar para una foto con los guerrilleros, no se comete ningún delito. No olvidemos que estos negociadores subversivos se encuentran allí con salvoconducto  y pasaportes  del Gobierno colombiano. Cosa distinta sería que fueran a proponerles actuaciones indebidas; el concierto sería indiscutible.

Ahora, analicemos qué pasa sin son funcionarios públicos que van a Cuba sin autorización del Gobierno. Habría que averiguar qué hacen en Cuba, si están de vacaciones o de permiso. Si están “capando” trabajo, ahí sí se fregaron, le dieron la oportunidad al Ministerio Público de que les abra un disciplinario por faltas injustificadas a su trabajo y seguramente por la desatención de sus deberes. Pero, si estando justificada su ausencia de Colombia, viajaron a Cuba y se encontraron de paso con un guerrillero y conversaron con él, por lo pronto, ello no constituye ni delito ni falta disciplinaria. Depende del propósito de la reunión y de los acuerdos o compromisos que hagan con ellos. No se olvide que muchos de los involucrados con los paras, no fue por conversar, sino por concertar que se vieron imputados.   Quien no haya  hecho compromisos, ni buscado apoyos a cambio de gestiones propias del cargo, no tiene por qué preocuparse, ni con los unos, ni con los otros.

No hay por qué estigmatizar, ni los viajes a la isla del Caribe, ni la visita a los negociadores.

Los periodistas por lo pronto, pueden hablar con ellos y si no cómo cumplen con su trabajo. Los particulares también, siempre y cuando no pretendan hacer negocios ni encubrimientos. Los funcionarios públicos, si  son  del Ejecutivo, ni se atrevan, pues los echa el patrón; si son del Legislativo o de otro nivel corporativo de elección popular, que vayan pero en vacaciones y solo a tomarse fotos, gozar del paisaje tropical, de las playas habaneras y del sol caribe.