JAVIER A. BARRERA | El Nuevo Siglo
Sábado, 2 de Junio de 2012

El error de Langlois

 

Días después de ser liberado el periodista Romeo Langlois dice desde Francia que su secuestro fue una estrategia mediática de las Farc para llamar la atención a la comunidad internacional y recalcar que Colombia es un país dividido y en conflicto.

Hasta acá las palabras de Langlois son una verdad de Perogrullo, algo que podría inferir cualquier persona con poco acceso a información. Sin embargo, el asunto se torna equivocado cuando el periodista, con o sin intención, legitima la posición de las Farc al argumentar que el grupo armado quiere “…una solución negociada al conflicto…” y que el fin de este se dificulta por la “...gran división y odio” que le atribuye él a la sociedad colombiana.

Lo que está dejando de lado Langlois es que las Farc son, hoy por hoy, un grupo armado que se financia como gran cartel de narcóticos, y que sus acciones son en contra de la población civil y en contra de cualquier asomo de institucionalidad que no esté 100% acomodado a la visión anacrónica de Estado y sociedad que tiene el grupo armado.

El error de Langlois está en defender la objetividad, como si dicha posición fuera posible en algún aspecto de la vida humana. Desde la “imparcialidad” habla de una realidad que, a pesar de su secuestro, no es la misma que ha moldeado la opinión de la sociedad colombiana durante las últimas décadas.

La pregunta que vale la pena plantearse es la siguiente: ¿por qué? es “necesaria la participación de otros países” para lograr una salida al conflicto armado en Colombia.

Es decir, imaginando un mundo ideal en el que hoy se hacen reales las palabras de Langlois y tanto Francia, como los países que sean necesarios, se involucran y logran un “acuerdo” para lograr la solución del conflicto armado ¿cómo sería este?

¿Debería ceder la mayoría de la sociedad y aceptar la imposición de normas y modelos económicos que nadie apoya?, ¿estarían dispuestos los líderes de las Farc a abandonar el narcotráfico y a vivir una vida económica normal?

O, por el contrario, ¿estarían dispuestos los integrantes de las Farc a abandonar sus ideales sociales y políticos como demanda de la mayoría de la sociedad?, mejor aún ¿estarían dispuestos los militantes de las Farc a ir a desactivar todas las minas “antipersona” que han ocultado a lo largo y ancho del territorio nacional?

Es posible que las Farc aún tengan algo del poderío militar que han logrado construir. Sin embargo ya perdieron la única y más importante batalla de su guerra: el apoyo del país y la legitimidad de sus actos, de ahí que cada opinión, cada acto de dicho grupo sea una afrenta directa contra la sociedad colombiana y no una manifestación de división y odio.

@barrerajavier