JAVIER A. BARRERA | El Nuevo Siglo
Sábado, 9 de Junio de 2012

Re-producción cultural

 

Es un hecho incontrovertible que las audiencias de medios en Colombia sienten una afinidad y un morbo especial por los contenidos de violencia y narcotráfico. Cualquier historia “reconstruida” sobre algún capo o delincuente está acompañada del morbo por identificar qué personaje de la realidad se va a ver salpicado en la recopilación de los libretistas.

 

Más allá del trabajo de la telenovela es importante destacar lo triste que resulta para el país que su historia reciente sea constantemente resignificada por unas mentes que, a pesar de su talento, producen en función del rating.

 

Los encargados de producir la serie sobre Pablo Escobar podrán argumentar que ellos trabajan para despertar un sentido crítico en los televidentes. La verdad es que sus intenciones están calibradas para ofrecer a los televidentes eso que ellos quieren ver.

 

No pretendo decir que una serie de televisión sea producto de rigurosos estudios de mercado a partir de los cuales se definan y determinen contenidos. Sin embargo, no se puede ignorar ese conocimiento práctico que se tiene sobre lo que le gusta al televidente.

Así las cosas, la historia de la violencia en Colombia corre el riesgo de dejar de ser un episodio doloroso sobre el que debemos aprender y se convierte en una historia donde ficción y la realidad se vuelven una sola.

 

Una sola narrativa cuyo propósito está sutilmente determinado por nuestro interés en hechos puntuales y no por un discurso transversal en el que se incluyan también esos hechos, esas historias, que no nos despiertan tanto interés.

 

La violencia, la corrupción y la maldad humana corren el riesgo de ser desdibujadas detrás de un discurso en el que los valores son flexibles y en el que el fin justifica los medios.

 

No pretendo descalificar el hecho de que estas manifestaciones culturales logren su objetivo y se conviertan en éxitos de audiencia, y por definición en un buen negocio para los canales privados de televisión.

 

Más allá de sancionar el uso de la ficción como herramienta para recrear la realidad de nuestro país, lo que deberíamos lograr, como sociedad es aprovechar el músculo financiero y productivo de la empresa privada para desarrollar contenidos documentales que no sólo nos den una visión más amplia sobre los hechos que han moldeado nuestra historia reciente sino que nos permitan también tener una visión libre del interés que pueda despertar la sintonía.

@barrerajavier