JUAN ÁLVARO CASTELLANOS | El Nuevo Siglo
Jueves, 24 de Octubre de 2013

LA OTRA CARA

No botar plata

El  fracaso de la Cumbre Iberoamericana de Naciones convocada para sesionar en Panamá, a la que asistieron 10 de 22 países que integran ese organismo, ratificó que esos eventos están al borde de su eliminación. Costó 9 millones de dólares, que duelen en el estómago de la pobreza hispanoamericana. La prensa española calificó de inoportuna la convocatoria, en tanto que en Argentina, los diarios subrayaron que las circunstancias por salud de la presidenta Fernández, no permitían dejar algunas actividades de Gobierno, durante cuatro días, en medio de compromisos prioritarios.

Lo destacable en Panamá fue el respaldo a la búsqueda y consolidación de la paz en Colombia. Eso no necesitaba Cumbre. Además ignoraron los diferendos limítrofes en el Caribe.

No hay nivel fijo en costos, pero son altas sumas en pago anual, por participar en esos organismos. Hay que señalar  que -es más lo que se deja de hacer, que lo hecho en esas citas-. Presidentes, cancilleres y ministros, se desplazan en aviones oficiales, que deben pagar parqueo en aeropuertos de los países sedes o en vuelos comerciales, tiquetes de primera clase y viáticos a sus funcionarios.

Esos eventos sirven, si discuten temas de trascendencia. Un ejemplo, la Alianza del Pacífico nació con las pilas puestas de México, Chile, Perú y Colombia; antes de un año, estarán Costa Rica, Panamá, Estados Unidos y Canadá. Por Internet han avanzado acuerdos de comercio e inversión y están próximos a comenzar construcción de infraestructura en el área. 

Las cumbres son  del siglo pasado, con documentos para no hacer nada; sobresalen intenciones y propuestas con ausencia de realizaciones y resultados. Todo queda en  fotografías, brindis y reuniones sociales. El siglo XXI, es de diálogo global, mediante teleconferencias, utilizando la plataforma informática y sus aplicaciones en comunicación.

En el mismo final están el ALBA y Unasur, organismos creados como espuma política, para otro momento en Suramérica. Por eso la OEA cambia o se acaba. Se salva por  acción dinámica, la ONU, con más virtudes que defectos, y probado trabajo al servicio de la humanidad en el mundo.

Los encuentros de Presidentes, se justifican para firma de tratados, acuerdos comerciales o discusión de diferendos, siempre que tengan interés en sus naciones.

Colombia en pleno proceso de negociación de Paz, tiene además, compromisos que exigen recursos y financiación, como son las reformas y planes en marcha, en salud, educación, vivienda y nuevo esquema comercial agrícola. Suficiente, como para no darse el lujo de -botar plata- en combos innecesarios en el exterior.