“La nueva ruta de la Seda”, según China, está en el Polo Norte. Como en la época de Marco Polo en el siglo XIII, el mercader veneciano que hizo célebre a la ruta comercial que conectaría a Europa Occidental con el Lejano Oriente. La nueva ruta es diferente, pues está en el Ártico y como consecuencia al calentamiento global, promete ser un nuevo canal, incluso mejor que el del Suez y el de Panamá. El nuevo corredor que cruzaría por el Círculo polar ártico y daría como resultado una conexión expresa entre Asía Oriental, América del Norte y Europa Occidental. Además es una zona muy rica en recursos naturales como: gas natural y petróleo.
La nueva ruta polar reduciría hasta en la mitad del tiempo que en la actualidad toma el comercio internacional entre Asía y Europa y reduciría en costos también a la mitad lo que la convertiría en una ruta estratégica desde ahora para quien la controle. Sin embargo, Rusia es la nación que mayor presencia ha tenido en la zona, a pesar de los planes que tiene China. Y, Estados Unidos, ha puesto su interés en esta situación, no por nada, Donald J. Trump intentó comprar Groenlandia a Dinamarca, que tiene derechos sobre el Ártico, al igual que Canadá, Finlandia, Islandia, Suecia y Noruega. Pero, paradójicamente China no tendría ningún derecho pues no tiene ninguna relación limítrofe con el Ártico, más su puro interés político y comercial lo han empeñado en entrar a esta carrera geopolítica.
En la actualidad sólo el canal del Suez, disputado en su momento por Egipto, Francia, Inglaterra e Israel y el de Panamá, comprado a Colombia por los Estados Unidos, a pesar de la puja inicial francesa e inglesa, demuestran la importancia que conlleva y suscita el tener los derechos sobre una ruta comercial de estas magnitudes. Conectar los principales océanos: Atlántico, Pacifico e Índico, tal vez es el mayor negocio que ha existido en la historia del comercio mundial. El Comodoro Vanderbilt lo sabía y propuso construir un canal por Nicaragua. Tanto así que, Rusia y China han seguido analizando esa posibilidad.
China hace parte como Estado miembro observador del Consejo Ártico, donde ha venido construyendo una infraestructura en relación con su eventual nueva ruta de la Seda. Para esto también ha promovido inversiones en las pequeñas naciones que si tienen derechos sobre el Ártico e incluso en Canadá. En Rusia la inversión china ha sido más notoria, como el caso de la empresa rusa de gas Novatek.
Así las cosas, el Círculo polar ártico se convertiría en un lugar cálido en unos años, dado el efecto invernadero y una nueva guerra fría por el control de su “soberanía” pareciera comenzar a aproximarse. China, Estados Unidos y Rusia las potencias en juego. No es coincidencia que Donald J. Trump ordenó destinar miles de millones de dólares de su famoso “muro” para la construcción de rompehielos que puedan competir con Rusia y China en la travesía por la conquista de este nuevo corredor mundial.
@davidrosen_thal