Hace ocho días llegaron a Colombia las primeras 50.000 vacunas contra el covid, del laboratorio Pfizer. La expectativa del país era muy grande y se había visto alimentada por el fuerte impacto mediático en relación con este tema. Además, por un lado, ya otros países de Latinoamérica habían empezado a vacunar, lo cual generaba cierto desconcierto respecto de las demoras en Colombia y, por otro lado, no era ningún secreto que los laboratorios que distribuyen la vacuna estaban incumpliendo entregas, incluso a países como los Estados Unidos, que invirtió millones de dólares en las investigaciones, y otros países europeos que también se quejaban de la falta de cumplimiento o los retrasos en su entrega.
El esfuerzo que tuvo que hacer el gobierno de nuestro país para contactar y comprar vacunas de distintos laboratorios y distintos países es entendible. Lo importante ahora es que la vacunación se haga en forma ordenada, bajo el seguimiento estricto de los protocolos establecidos para su reparto y respetando las prioridades de aquellos que tienen mayor vulnerabilidad ante el contagio. El gobierno, por tanto, debe ser muy cuidadoso para que no se pierdan las vacunas ni se vacune a quienes no deberían contar con prioridad o ni siquiera están programados.
No obstante lo anterior, muchos presentan grandes reparos y preocupaciones al enterarse que de las advertencias y preocupación de varios países en Europa para utilizar ciertas vacunas, incluido el gobierno de Sudáfrica que ya anunció que suspenderá la administración de la desarrollada por la Universidad de Oxford y AstraZeneca, que además de no tener la efectividad más fuerte contra el covid-19, pareciera tener una efectividad aún menor (al rededor del 20/30%) contra sus nuevas variantes. Por su parte, los otros países europeos, incluyendo pero sin limitarse a España, Alemania y Francia, tomaron la decisión de no utilizarla en la población mayor (más de 55 o 65 años).
También ha habido fuertes críticas respecto de la propaganda mediática que, incluso en otros continentes y países como Alemania, pareciera ser una estrategia de logros del Gobierno más que cumplimiento de la responsabilidad que la soberanía del Estado debe asumir. Al respecto, lo que realmente importa es que la vacunación no se quede en propaganda y efectivamente se logren los propósitos y llegar al llamado porcentaje de vacunación de rebaño, un término comúnmente utilizado para hacer referencia al momento en el cuál la comunidad entera queda inmunizada. Según las proyecciones del Ministerio de Salud, todas las dosis se entregarán entre febrero y diciembre, algo que aún estamos a esperas de ver.
Otro tema en que debe la comunidad muy cuidadosa es en no bajar la guardia porque ya se hayan vacunado. Esa es una advertencia que han hecho todos los laboratorios y en que el gobierno también ha insistido. Tendremos que seguir usando los tapabocas, guardando las distancias y no hacer reuniones con presencia de numerosas personas. La disciplina social será la única que garantice el éxito en el control del virus del coronavirus. Todos los mandatarios, tanto municipales, regionales como el nacional, deberán poner todos sus esfuerzos de planeación, orden y control en esta etapa de vacunación. De esta etapa depende no sólo conseguir que las víctimas disminuyan sino que se pueda reactivar la economía que está herida en muchas de sus áreas, además de la quiebra de negocios que se han venido dando con las consecuencias de desempleo que hoy vivimos.